En un giro sorprendente en el mundo de la tecnología, Elon Musk ha iniciado acciones legales contra OpenAI, acusando a la organización y a sus cofundadores, Sam Altman y Greg Brockman, de desviar la misión original de la compañía hacia la búsqueda de ganancias en lugar de enfocarse en el desarrollo de inteligencia artificial (IA) para el beneficio de la humanidad. Esta demanda, presentada en San Francisco, resalta una creciente preocupación sobre la dirección que ha tomado OpenAI desde su alianza con Microsoft, transformando lo que una vez fue un proyecto de código abierto en una entidad lucrativa, en lo que Musk describe como una traición al acuerdo fundacional.
La controversia radica en el cambio de OpenAI de una organización sin fines de lucro dedicada al desarrollo ético de la IA a una empresa lucrativa estrechamente vinculada con Microsoft, que ha invertido aproximadamente 13 mil millones de dólares en la start-up. Este cambio ha llevado a Musk a acusar a OpenAI de operar ahora principalmente en beneficio de Microsoft, alejándose de su compromiso inicial de hacer su tecnología ampliamente accesible al público. Según la demanda, esta transformación constituye una violación directa del acuerdo fundacional que prometía una IA desarrollada libremente disponible para el beneficio humano, no para el enriquecimiento de una corporación gigante o sus ejecutivos.
Musk, quien se apartó de la junta directiva de OpenAI en 2018, ha sido un crítico vocal del enfoque de la empresa hacia la comercialización de su investigación en IA. Sus contribuciones financieras, que superan los 44 millones de dólares entre 2016 y septiembre de 2020, fueron realizadas bajo la premisa de que OpenAI se mantendría fiel a su misión original. La demanda destaca la preocupación de Musk por el potencial de la IA y su impacto en la sociedad, citando el desarrollo de GPT-4 por parte de OpenAI, que Musk alega es una inteligencia general artificial (AGI), cuya inteligencia iguala o supera la de los humanos.
La demanda surge en un momento crítico para la industria de la IA, con OpenAI a la vanguardia de una carrera armamentista de IA desencadenada por el lanzamiento de ChatGPT. La alianza con Microsoft ha puesto a OpenAI en el centro de atención, mientras que la industria aún lucha por igualar las respuestas sorprendentemente humanas de ChatGPT. La reciente declaración de Satya Nadella, CEO de Microsoft, sobre la superioridad de GPT-4 añade más leña al fuego, sugiriendo una profunda integración entre OpenAI y Microsoft que beneficia primordialmente a este último.
En el núcleo de la demanda de Musk está la acusación de que OpenAI ha renegado de su misión de beneficiar a la humanidad, optando en cambio por maximizar las ganancias a través de su asociación con Microsoft. Esto se ve exacerbado por la supuesta secrecía en torno al modelo GPT-4, que según la demanda, se ha convertido en un algoritmo propietario de facto de Microsoft, lejos de la promesa de OpenAI de desarrollar tecnología de IA de código abierto.
Musk no solo busca una orden judicial para obligar a OpenAI a adherirse a su misión original, sino que también solicita una revisión y posible restitución de las donaciones destinadas a la investigación con miras públicas, en caso de que el tribunal determine que ahora opera para ganancia privada. Este enfrentamiento legal pone de relieve los desafíos éticos y de gobernanza que enfrentan las empresas emergentes de IA en una era dominada por gigantes tecnológicos y la tensión entre el idealismo fundacional y las realidades comerciales.
¿Cuál es el mejor camino para que una innovación impacte positivamente en la humanidad? Que inicie como un proyecto de una institución, o que inicie desde uno o varios gobiernos, o desde la iniciativa privada, al final todos tienen intereses, todos tienen su propio financiamiento y competencia. Entonces nos tenemos que ir a la misión de cada uno, la de las instituciones es el bienestar de la humanidad, la de los gobiernos es el bienestar de su población y el de la iniciativa privada es el bienestar de sus inversionistas. Bajo esta perspectiva, en lo personal, prefiero a las instituciones.
Vamos a ver qué responde OpenAI, que hasta el momento han declinado a comentar sobre la demanda.