Será interesante cómo, con el paso de las décadas, se verán los convulsos años de inicios de este siglo en nuestro país. ¿Los veremos como la decena trágica de la corrupción? ¿Nuestros nietos voltearán atrás y moverán la cabeza de izquierda a derecha con un gesto de incredulidad? ¿Habrá juicios que sepulten la impunidad? ¿Cuál será el adjetivo que describa mejor el sexenio 2012-2018? El futuro se construye mañana y no lo sabemos, la Fiscalía General de la República avanza lento y da la impresión de que Javier Duarte saldrá antes de la cárcel que procesar a decenas de políticos que tienen cuentas pendientes con la justicia. Ya veremos qué nos espera en este sexenio, ha pasado casi un año y al menos se percibe una intención de hacer las cosas distintas; en su carta de presentación, el fiscal Alejandro Gertz Manero señaló que iría por dos casos icónicos: Odebrecht y La Estafa Maestra, el primero ha entrado en un limbo legal que avanza lentamente, y el otro tiene a Rosario Robles detenida, pero sin un expediente sólido. Insisto, esperaremos.
Sin embargo, los casos se siguen acumulando. Ahora toca el turno del saliente gobernador de Baja California, Francisco Kiko Vega, el cual fue denunciado por un presunto fraude de mil 200 millones de pesos a través de contratos con empresas fantasma por supuestos "servicios de asesoría". La historia de siempre, otra vez y con el mismo modus operandi de un grupo de gobernadores que se cansaron de desviar. Estuvieron en la plenitud del poder, se sintieron virreyes, dilapidaron la confianza del electorado y su partido perdió el estado y ahora se forman en la misma fila de perseguidos por la justicia. Nada los detuvo, ni ver a Duarte escondido en la cajuela de su auto, ni las playas expropiadas de Borge y la persecución, mucho menos cómo sudaban los exsecretarios de Estado.
Lo increíble es que a nadie le sorprendió la noticia, desde hace años, el semanario Zeta, dirigido por la periodista Adela Navarro, ha consignado puntualmente los desvíos y los señalamientos de la propia Auditoría Superior de la Federación sin recibir ni siquiera acuse de recibo por parte del gobierno de Kiko Vega, simplemente hizo lo que quiso y controló el Congreso a su conveniencia. En su columna publicada en Sin Embargo, titulada "Los desvíos del Duarte de Baja California", Navarro señala: "En el semanario ZETA desde el inicio de la administración de Vega (2013-2019) se publicaron investigaciones periodísticas de los desvíos, las empresas fantasma utilizadas para sacar los recursos del erario, constructoras favorecidas con miles de millones de pesos que entregaban obras deficientes y con sobreprecio, licitaciones para favorecer con cientos de millones de pesos a empresas de reciente creación o ubicadas en el Estado de México en domicilios inexistentes". La crítica no se queda ahí, la periodista describe la manera en la que existen reportes periodísticos señalando desvíos en programas de desarrollo social, en placas para autos, compra de despensas, cuotas a sindicatos, pensiones de maestros y hasta en ciencia y cultura… y, ¿saben qué?, a nadie nos escandaliza. Los gobernadores se pensaron intocables, y el que sale de BC no es la excepción.
¿Cuál será el destino de Kiko Vega? A estas alturas la justicia mexicana nos ha enseñado que todo se trata de suerte, puedes vivir a salto de mata como el exgobernador de Chihuahua, César Duarte, puedes mandar a tu familia al extranjero y cumplir una condena donde encontrarás varias lagunas legales, o desaparecer de la política de este país, ponerte una peluca y salir a cenar en Nueva York.
Ojalá deje de ser cuestión de suerte, ojalá no se quede en una venganza política sino en un proceso transparente; la Fiscalía de este gobierno agarra desde cero esta denuncia, veremos qué tan distinto la procesa. Otra oportunidad más de este gobierno para demostrarnos que son diferentes, ya veremos si la corrupción se acabó en 2018 o la decena trágica se extiende.