La Nota Dura

El que no cae... resbala

Aunque se ha cansado de decir que 'ya todo cambió', López Obrador corre el riesgo potencial de convertirse en lo mismo que criticó.

Hay un dicho muy conocido y cierto que dice: "En casa del jabonero, el que no cae, resbala". Y el gobierno entrante es una enorme casa de jabonero que, si no actúa responsablemente y establece un método diferente no sólo en el discurso, sino en la práctica, va a pasar de criticar los abusos anteriores a resbalar en sus propios descuidos.

Andrés Manuel López Obrador decía ayer en su conferencia mañanera –como casi diario– que durante las administraciones pasadas había habido muchos abusos, en todos los niveles. Y aunque se ha cansado de decir que 'ya todo cambió', el riesgo potencial de convertirse en lo mismo que criticó, siempre existe. Y el proyecto emblema de su sexenio, el tren maya, es una de las mayores pruebas de fuego.

Y antes de entrar en materia sobre el estudio que el Imco hizo de los riesgos que conlleva este megaproyecto de infraestructura y cómo podría hacer que se repita el esquema de sobrecostos que tanta corrupción atrae, me gustaría dar antes otro ejemplo de lo fácil que es caer en lo que se critica.

Me refiero a las cuatro empresas que por invitación restringida serán las licitantes para la construcción de la refinería de Dos Bocas, en Tabasco: el consorcio Bechtel-Technit, el consorcio Worley Parsons-Jacobs, y las empresas Technip y KBR, que han sido aplaudidas por el mandatario Ejecutivo diciendo que son las mejores en su ramo en el mundo, pero evadiendo un cuestionamiento central: las cuatro han sido señaladas por actos de corrupción en otras partes del mundo. No, nunca a la magnitud de lo que Odebrecht significó, pero, ¿no estábamos ya en una era diferente donde habría cero tolerancia a la corrupción?

De acuerdo con información que ha hecho pública el periodista de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, Raúl Olmos, las cuatro empresas extranjeras tienen fuertes antecedentes que, aunque el presidente quiera justificar con su presencia en el mercado de las refinerías, es un hecho que una vez que eres flexible ante la corrupción, el riesgo de serlo cada vez con más frecuencia incrementa.

Algunas de estas, como Technit, por ejemplo, inclusive se asociaron con Odebrecht y han reconocido públicamente haber participado en redes de soborno. ¿También con ellas perdón y borrón y cuenta nueva?

El tren maya, que está por arrancar construcción en el sureste del país, entraña otro de los grandes riesgos de que la cuarta transformación se convierta en una ilusión de cambio que termina en que todo es diferente para que siga igual.

Ayer, el Imco en un diagnóstico hecho por su investigadora Ana Thaís Martínez dio a conocer el estudio de este magno proyecto y lanzó una advertencia para los que creen que basta con buenas intenciones para llevar a cabo proyectos sin estudios de impacto ambiental o proyectos ejecutivos: de no cuidarse su planeación, el presupuesto podría elevarse entre cuatro y hasta 10 veces más de lo que dice López Obrador que costaría.

"El costo estimado de construcción del tren maya, derivado de este ejercicio, asciende entre los 479 mil 920 millones de pesos y 1 billón 599 mil 767 millones de pesos, un rango que es entre cuatro y 10 veces mayor que los 120 a 150 mil millones de pesos estimados por el gobierno federal.

"El peor escenario sería aquel en el que la construcción del tren maya no cumpla con sus objetivos de proporcionar crecimiento y desarrollo integral a las comunidades por las que pasará, y que el gobierno federal acabe subsidiando, con los recursos de los contribuyentes, la vida útil de otro proyecto sin beneficios para nadie", señala el Instituto en el comunicado con el que da a conocer su diagnóstico.

Pero lo económico no es lo único que está en riesgo: "Especialistas ambientales han manifestado su preocupación en torno a la ruta del tren maya, la cual atraviesa una región con diversidad biológica y cultural única, así como en la evaluación económica del impacto ambiental que deberá retroalimentar la factibilidad y el análisis costo-beneficio del proyecto".

El impacto social en las comunidades que se verán directamente afectadas también es una advertencia.

Ojalá el presidente se diera cuenta de que, para lograr pasar a la historia con un rango distintivo de un gobierno que erradicó la corrupción, bastaría con que sus promesas estuvieran acompañadas de los estudios y planeación suficientes para que aquellas buenas intenciones de un México mejor se conviertan en desarrollo para todos y no en la reiteración de que sí, "en casa del jabonero, el que no cae, resbala".

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