La Nota Dura

En ti confío, Andrés Manuel

Vaya amenaza que representa este intento de cambiar los formatos a la lucha contra la corrupción del gobierno de López Obrador, escribe Javier Risco.

¡Por fin una buena noticia!

Las declaraciones patrimoniales publicadas hasta ahora por el gabinete de Andrés Manuel López Obrador y por el propio presidente son un juego de niños comparadas con las que de manera OBLIGATORIA deberán presentar antes del 30 de abril de este año.

Sí, así lo publicó el Diario Oficial de la Federación el 16 de noviembre pasado a través del comunicado 152. Hoy más que nunca vale la pena celebrarlo y estoy seguro que para el nuevo gobierno será un GOZO dar una lección de rendición de cuentas como debe de ser. ¡Que se sienta la 4T!

Aquí algunos detalles del formato propuesto por el Comité Coordinador del Sistema Nacional Anticorrupción que, insisto, será un antes y un después en materia de transparencia en este país.

• Los formatos fueron generados en una colaboración convocada por la Secretaría de la Función Pública en la que el Banco Mundial fungió como asistente técnico y en la que participaron organizaciones civiles y académicas, entre las que destacan Transparencia Mexicana, el Instituto Mexicano para la Competitividad, Mexicanos contra la Corrupción y el Centro de Investigación y Docencia Económicas.

• Con el propósito de dar cumplimiento a los objetivos del Sistema Nacional Anticorrupción, es necesario contar con información sistematizada sobre la evolución patrimonial y los intereses de quienes se desempeñan en la Administración Pública Federal, en estricta observancia a los dispositivos constitucionales y legales en la materia.

• El formato aprobado será utilizado de manera obligatoria cuando se encuentre operable, lo que no podrá exceder del 30 de abril del año 2019.

Los formatos son exhaustivos y no TODOS los servidores públicos deben llenarlo con el mismo nivel de especificidad, existen tres grupos de acuerdo al documento aprobado. Sus responsabilidades dentro del gobierno marcan los límites en sus declaraciones.

Así que vienen tiempos dorados para este país y para esta democracia… sólo hay un problema, ojalá me equivoque, pero al menos así lo percibo, usted terminando de leer esta columna hará su propio juicio.

¿Cuál es el problema? Ayer, la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, en entrevista radiofónica en Así las Cosas, de W Radio, calificó estos formatos propuestos por el Comité Coordinador del Sistema Nacional Anticorrupción como "complejos e inaccesibles", así lo dijo: "son formatos que lamentablemente tenemos que seguir revisando porque no van a coadyuvar al combate a la corrupción de forma plena, no ayudará toda esta telaraña, esta burocratización, estas confusiones tecnológicas. Entonces tenemos que ser muy responsables todos los miembros del Sistema Nacional Anticorrupción, la SFP como una de los integrantes, para ofrecerle a la ciudadanía las mejores posibilidades que sirvan realmente y no este merequetenge, esta telaraña de formatos, tan complejos, tan inaccesibles".

Previo a la entrevista, la propia secretaria, en su primera participación como miembro del Comité Coordinador del Sistema Nacional Anticorrupción dijo: "Más información no necesariamente conduce a mayor rendición de cuentas".

Así que desde la SFP se pretende echar atrás los formatos generados por expertos en rendición de cuentas asesorados por el Banco Mundial, aprobados en noviembre pasado.

Vaya amenaza que representa este intento de cambiar los formatos a la lucha contra la corrupción del gobierno de López Obrador. Ojalá el presidente no lo permita, ojalá el 30 de abril dé cátedra de transparencia y le calle la boca a tantos que han dicho que todo sigue igual, que la opacidad es una firma de cualquier gobierno en México. Será una lucha interna que deberá dar López Obrador, ojalá la gane. En ti confío, Andrés Manuel.

COLUMNAS ANTERIORES

‘La vocera’
¿Dejó de confiar?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.