La Nota Dura

Fotografía completa

Hay tantos temores alrededor de la figura de López Obrador, pero tal vez el más repetido, hasta ayer, era la posibilidad de perpetuarse en el poder.

Hay tantos temores alrededor de la figura de Andrés Manuel López Obrador. Tal vez el más repetido, hasta ayer, era la posibilidad –sobre todo en la cabeza de los opositores– de perpetuarse en el poder. En los argumentos de sus detractores siempre estaba la comparación con el expresidente Hugo Chávez, un político que vio en el control de todos los contrapesos la oportunidad de nunca pararse de la silla presidencial, y que lo único que lo venció fue un cáncer.

Ayer, Andrés Manuel, en su conferencia matutina, firmó una hoja sin mayor valor legal, sólo moral, prometiendo no reelegirse. –En realidad no necesitaba ningún otro compromiso porque POR LEY ningún presidente se puede reelegir– Sin embargo, él pensó que esto sería suficiente para disipar cualquier duda de sus futuras intenciones políticas.

Así que –repito– además de que POR LEY no puede reelegirse, él agregó cinco argumentos más. Destaco estos dos fragmentos: "Considero que basta con seis años para desterrar la corrupción y la impunidad y convertir a México en un República próspera, democrática y fraternal".

Y el punto 4 y 5 que dicen exactamente lo mismo: "No soy partidario, no estoy de acuerdo con la reelección, y que nunca, bajo ninguna circunstancia, intentaría perpetuarme en el cargo que actualmente ostento", y "reafirmo que no soy partidario, no estoy de acuerdo con la reelección y que nunca, bajo ninguna circunstancia, intentaría perpetuarme en el cargo que actualmente ostento".

Dicho esto, los seguidores de López Obrador dan por terminado el tema y sus detractores siguen pensando que no cumplirá, aunque lo firme cincuenta veces, su incredulidad se sustenta en contradicciones previas, sobre todo en su época de candidato, cuando hablaba de no militarizar al país o abría la puerta de algún tipo de negociación con los empresarios para mantener la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México.

La inquietud por parte de la oposición vino después de la insistencia presidencial en la reforma de revocación de mandato que avanzó en la Cámara de Diputados y que llegará esta semana a la Cámara alta. Sus opositores ven en esta 'simulación' de revocación, la intención de mantenerse en campaña y fortalecer su popularidad arrasando otra vez en el Congreso y en las gubernaturas en juego. Para no caer en provocaciones, y no andar de 'mal pensados', algunos especialistas han propuesto que la consulta de revocación de mandato se lleve a cabo en diciembre y no en julio como los demás procesos electorales, parece una solución inteligente y válida, pero esto apenas se discutirá en el Senado.

Un periodista inglés me escribía confundido ayer ante el titular del diario Reforma: "Firma AMLO compromiso de no reelegirse", no entendía por qué tendría que hacer algo así el presidente en turno si constitucionalmente no era legal, ¿ante qué estamos si el Ejecutivo debe firmar un compromiso de cumplir la ley?

Su gesto más allá de dar certidumbre pone en tela de juicio la Constitución entera, ¿qué otra ley debe comprometerse a cumplir para que no quepa ninguna duda? Esto exhibe al gobierno, pero también a una torpe y temerosa oposición, esa que se ve disminuida y anulada, es el reconocimiento más palpable de que Morena y el presidente podrían hacer todo, incluso reelegirse. Tiran la toalla a los 110 días. Es esta la fotografía completa de la firma de este compromiso.

¿Es inocente la intención de hacer una consulta de revocación de mandato? Por supuesto que no, aunque eso no quiere decir que esconda una intención de reelección. Andrés Manuel es un animal político que ya demostró que va mucho más allá: preguntarle al pueblo a medio mandato si aún deciden conservarlo en el poder no es para reformar la Constitución –aunque sí para impulsar a candidatos en elecciones intermedias– pero tiene más que ver con su verdadera y gran ambición: es una apuesta a poder echarle a todos en cara que pasados tres años de su gobierno aún tiene el apoyo del "pueblo sabio", y que con eso ya habría logrado pasar a la historia. Es una apuesta arriesgada, pero ¿qué riesgos no ha corrido este presidente con tal de mostrarnos que tiene razón?

COLUMNAS ANTERIORES

‘La vocera’
¿Dejó de confiar?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.