La Nota Dura

La congruencia olvidada

El subsecretario López-Gatell conoce perfectamente la situación crítica en los hospitales de la Ciudad de México y el Estado de México. Aún así decidió viajar.

En este espacio, desde hace poco más de nueve meses hemos dado voz a médicas, médicos, enfermeros, camilleras y varios mexicanos más que forman parte del personal de salud que día a día combate al Covid-19. Al inicio, sus preocupaciones se centraban en la falta de material para atender a los pacientes que llegaban con síntomas de coronavirus; también apuntaban la falta de organización por parte de las autoridades, protocolos insuficientes y que no se respetaban; después hablaron de la falta de bonos y el apoyo económico en jornadas que eran sumamente agotadoras; suplicaban también la contratación de más personal médico para poder dar abasto en la atención; todas y cada una de las exigencias por parte del personal médico son ampliamente conocidas por las autoridades de Salud, de hecho el subsecretario Hugo López-Gatell se ha convertido en la cara más visible de la secretaría para dar respuesta a todas, para justificar algunas carencias, explicar fallas y motivar a los médicos. Su figura, para decirlo de manera contundente, es la más importante en cualquier tema relacionado con Covid-19, a la par de la presidencial.

El subsecretario conoce perfectamente la situación crítica en los hospitales de la Ciudad de México y el Estado de México, sabe que el porcentaje de ocupación hospitalaria supera 87 por ciento, conoce el número exacto de médicos que han muerto por Covid-19, diseñó el plan de vacunación y el largo camino de su distribución, ha escuchado a enfermeras y enfermeros que suplican no salir de casa, como lo hizo hace menos de 20 días la jefa Fabiana a través de su cuenta de Twitter: "Se los digo de corazón, estamos al borde del colapso. Ya no hay espacio. Los trabajadores de la salud también estamos agotados, pero es nuestro deber seguir cuidándolos. Estamos entregando nuestro máximo esfuerzo. Tú que tienes la opción, por favor, no salgas". Con todo ese conocimiento, que nos queda claro que no ignora, decidió salir de vacaciones a una playa en Oaxaca.

Falla garrafal en las formas, irresponsabilidad que cuesta vidas; se puede entender de tantos funcionarios políticos la falta de apoyo al sector salud, o incluso su torpe desconocimiento de la crisis, en él no, su acción faltó al deber de la empatía con miles de colegas que no han dormido, que han perdido a amigos y familiares y que aún ven varios meses más de un esfuerzo sobrehumano. ¿Cuáles serán las consecuencias de este error monumental?, ¿cuánta autoridad queda en su palabra después de la publicación de sus fotografías en la playa?, ¿qué pensar ahora cuando invita a todo un país a acatar las medidas y "quedarse en casa"?, ¿termina su figura como vocero de la pandemia?

Ayer por la noche, en la conferencia de salud, el subsecretario señaló que no tenía nada que ocultar, que su viaje fue a una reducida reunión familiar en San Pedro Pochutla, Oaxaca, y que las "realidades" de este país permitían diferenciar las medidas y restricciones contra el Covid-19 en cada estado, eso le permitió salir de la ciudad, viajar en avión e ir a un restaurante con sus familiares. La política de salud del Estado mexicano pasó de "quédate en casa" a "si vives en un lugar en semáforo rojo puedes viajar a otro estado para gozar de menos restricciones"; la congruencia, olvidada, la contundencia de un mensaje nacional, por los suelos y todo, hay que decirlo, por el capricho de un viaje de la figura más relevante de la salud de México de los últimos 10 meses.

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