La Nota Dura

Los foros NO escuchan

Javier Risco escribe que el equipo de transición de Andrés Manuel López Obrador refleja un gobierno sin el tacto ni el compromiso prometidos a las víctimas de Veracruz, Sinaloa, Tabasco, Morelos y Tamaulipas.

Los Foros Escucha no alcanzaron a llegar a Veracruz, Sinaloa, Tabasco, Morelos y Tamaulipas. Su cancelación llegó a través de un tuit de Alfonso Durazo, futuro secretario de Seguridad Pública.

"La cancelación […] obedece a la necesidad ya urgente de sistematizar las propuestas recogidas para obtener las conclusiones que nos permitan incorporar las voces de las víctimas en el diseño de la nueva política de seguridad pública que se presentará en fecha muy próxima".

El próximo gobierno no considera primordial escuchar a las víctimas de lugares como Veracruz, ese estado con fosas clandestinas de las que emergen ropas de niños y bebés asesinados y no identificados; no era urgente oír a los colectivos de Tamaulipas o Sinaloa que llevan años buscando a sus desaparecidos con sus propios medios y donde el crimen organizado y los grupos del narcotráfico cada semana nutren los diarios de nota roja y llenan los Semefos de cuerpos que quedan en ajustes de cuentas o fuegos cruzados. Ni en Morelos, donde alcaldes recién electos son atacados a balazos.

Así se anunció su suspensión y ahí su justificación que cupo en una imagen de un tuit. No cabe duda que se trata del primer error capital de este gobierno de transición, el primer maltrato a las víctimas de una administración que ni siquiera ha empezado.

¿Qué pudo haber sido? Una mala planeación, una pésima organización, un desprecio por las víctimas de estados que han sufrido la violencia criminal desde hace más de una década sin un descanso, ¿de verdad esa es la justificación de Durazo para no ir a Tamaulipas, Veracruz, Morelos?

"La necesidad ya urgente de sistematizar las propuestas recogidas", las de esos estados ya no alcanzan o no importan. ¿Ya no es necesario darles la cara a esas víctimas? Es imposible creer que antes de empezar estos foros no supieran de "la necesidad urgente"; es ridículo pensar que cancelando los encuentros entre el 9 y 22 de octubre, 13 días, la solución llegará "más rápido".

Hasta ahora, lo que sabemos es que la idea de estos foros, lejos de resultar la legitimación de la estrategia seguridad, que tanto prometieron como la mágica solución en campaña, les estaba resultando contraproducente, pues las víctimas no accedían a ningún perdón sin antes encontrar justicia. ¿Será ese fracaso anunciado uno de los motivos de la cancelación? Si hubiera claridad en los argumentos no cabrían las dudas.

He hablado con voces expertas en temas de seguridad, Alejandro Hope y Ernesto López Portillo, ambos han coincidido en la tremenda tarea que tiene el nuevo gobierno en materia de seguridad y han señalado que no será de la noche a la mañana que este país se pacifique, incluso señalan que irá más allá del sexenio; sin embargo, se puede ir construyendo un camino que podría incluso tardar una generación, así que 13 días son insignificantes en materia de solución de un conflicto de este tamaño, pero son fundamentales para las víctimas que guardan una esperanza y ahora se ven como voces de segunda, el nuevo gobierno NO LAS ESCUCHÓ.

El gobierno en transición de López Obrador se ha tratado de cubrir diciendo que "el equipo organizador recogerá las propuestas" y que también está abierta la plataforma www.consultareconciliacionnacional.org. A mí me parece una respuesta insensible, un error que refleja un gobierno nuevo sin el tacto ni el compromiso prometidos.

Hace unos días escuchaba a los padres de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa decir que por primera vez se habían sentido escuchados, que por primera vez habían hablado con un ser humano, cuando se reunieron con AMLO ¿por qué no se tuvo esa misma sensibilidad con las víctimas de estos cinco estados?

Este nuevo gobierno en el que incluso en la tragedia hay discriminación, hasta para hacerse oír. Ya se verán las consecuencias de equivocarse así, pretendiendo gobernar antes de tiempo, y dejando de escuchar a los ciudadanos antes incluso de tener formalmente la obligación de oírlos.

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