La Nota Dura

Recursos ilimitados

Las víctimas tuvieron menos peso en el Presupuesto aprobado por el Congreso, que los programas sociales que sí han estado siempre en la prioridad del gobierno federal.

¿Cómo se puede conseguir la paz sin verdad y sin justicia? ¿Cómo conseguir la reconciliación nacional si las víctimas de ese mentado periodo neoliberal están –a veces– en el discurso y no en los hechos?

Para curar las heridas de este país desangrado por la guerra contra el narco hace falta mucho más que la instalación de comisiones, que aunque sumamente necesarias, poco podrán hacer si nacen atadas de la mano de una austeridad que ahoga la búsqueda de verdad.

¿De qué le sirve al país que un comprometido funcionario, como Alejandro Encinas, esté al frente de la búsqueda de los 43 y de los más de 30 mil desaparecidos si no tendrá cómo echar mano de recursos para encontrarlos e identificar a los más de 26 mil cuerpos sin identificar?

Ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador encabezó la reinstalación del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas. En público, frente a decenas de familiares que han caminado el país desenterrando cuerpos y visitando Semefos para ver si entre ellos están los hijos, padres y hermanos que les arrebataron, les prometió "recursos ilimitados" para ayudarles a encontrar paz.

"Los queremos vivos, ese es del deseo y vamos a dedicar todo lo que se necesite. El Estado mexicano se va a dedicar a la búsqueda de los desaparecidos.

"No sólo es asunto de una Comisión, sino es una responsabilidad de Estado; es decir, todas las instituciones, todo el gobierno, ese es el compromiso. Que no falten los recursos, no hay límite presupuestal, no hay techo financiero, es lo que se requiera.

"Estamos haciendo un gobierno austero, sin lujos, y vamos a ahorrar y lo que se obtenga, lo que se libere por la austeridad, se va a destinar a esta justa causa de encontrar a los desaparecidos". Que no se olviden estas palabras del presidente López Obrador.

Pero, ¿qué ha hecho en su primer centenar de días en el gobierno? En los hechos, las víctimas tuvieron menos peso en el Presupuesto aprobado por el Congreso que los programas sociales que sí han estado siempre en la prioridad del gobierno federal.

Jacobo Dayán, escritor, periodista e investigador desde hace muchos años en temas de derechos humanos y desaparecidos, lo resumió muy bien a través de su cuenta de Twitter en los distintos aspectos que abarca la promesa presidencial de "hacer todo para encontrar a las personas desaparecidas":

• Verdad: ¿Dónde quedó la gran Comisión de la Verdad de la que se hablaba en campaña?

• Búsqueda: La Comisión de Búsqueda recién conformada no cuenta con los recursos humanos ni financieros necesarios. Las comisiones estatales son prácticamente inexistentes.

• Justicia: La FGR no tiene ni la independencia ni las capacidades necesarias. Las fiscalías estatales son una vergüenza. Es necesario un mecanismo internacional contra la impunidad para desarticular las redes criminales, de corrupción y de protección política.

• La Comisión de Investigación para Ayotzinapa es necesaria, pero no resuelve la exigencia de millones de víctimas de ejecución, desaparición, tortura, desplazamiento forzado y despojo de tierras a pueblos indígenas.

• Reparación: El modelo de reparación no está diseñado para la dimensión de la crisis humanitaria que vivimos. Urge un rediseño nacional.

Y es que aunque sí fue un tema de campaña y el presidente ha dicho que es prioridad en su gobierno, la desarticulación que hay en los procesos estatales, la falta de recursos y la impunidad en muchos de los casos –a cadena de mando en el caso Ayotzinapa, por ejemplo–, los desaparecidos se han quedado ahí: en buenas intenciones.

Ojalá y AMLO escuche a la comisionada Karla Quintana porque tiene razón cuando dice: "El reto es titánico. Prevenir la desaparición de personas y eficientar su búsqueda, con la firme intención de cumplir con nuestras obligaciones institucionales".

COLUMNAS ANTERIORES

‘La vocera’
¿Dejó de confiar?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.