Si algo hay que reconocerle a muchas de las instituciones de tecnología financiera es su buen manejo de su imagen tanto en medios como en redes sociales, así como su alto nivel de interacción positiva con sus clientes en los diferentes canales, pero ahora también los datos muestran que su crecimiento va mucho más encarrerado y compitiendo en serio con otros intermediarios financieros especializados.
El reporte del sistema financiero que elabora el Banco de México siempre presenta un ojo crítico y buen análisis de varios de los sectores, y en esta ocasión fue la figura de Institución de Tecnología Financiera que a noviembre de este año ya tiene 42 autorizaciones para operar como ITF bajo los términos de la Ley para Regular las Instituciones de Tecnología Financiera (LRITF), y han mostrado tener un crecimiento más acelerado de su capital que el propio sector de ahorro y crédito popular, lo que es un indicativo también de la confianza que se tiene en esta nueva figura.
De las 42 IFTs autorizadas, hay 14 que son de Financiamiento Colectivo (IFC) y 28 de Fondos de Pagos Electrónicos (IFPE); solo en este segundo semestre se han autorizado ocho ITFs, todas ellas IFPE: Swap, Sacbé, Sonect, Toka, Eplata, Peibo, Spin y Kuspit. Algunas de ellas, como Swap, Sacbé, Toka, E-plata y Spin ya operaban conforme al artículo 8° transitorio de la LRITF.
Si bien, a nivel de riesgo sistémico no son un factor de preocupación si se compara con los bancos, es un hecho que se encuentran en crecimiento y considerando como base el capital aportado de las ITFs, pero si se compara respecto a otros intermediarios financieros como Socaps o Sofipos, el tamaño del capital de las ITF ya representa una proporción mayor de 37 y 38.9 por ciento, respectivamente al cierre de noviembre, y ante el ritmo que llevan, es importante reconocer que todos los que participan en el sector financiero los siguen de cerca, incluso a unos más que otros para poder anticipar o identificar oportunamente cualquier vulnerabilidad asociada a este, aquí lo interesante es quién será el primero en identificar las red flags.
El reporte consigna que la banca ha disminuido los riesgos de liquidez, de crédito y de contagio con respecto a marzo de este año, pero el riesgo de mercado ha aumentado y un eventual impacto es importante ante el entorno actual, ya que serían como siempre los bancos de menor tamaño y capital los que podrían tener un problema; hoy a diferencia de hace casi dos años, los niveles de capital se ven óptimos, pero no necesariamente en todos si los riesgos de mercado siguen creciendo.
Lo más interesante es que, pese a que se reconoce que los riesgos de corte cibernético han venido aumentando a nivel global, en México en todo este año, solo hay un reporte de incidencia cibernética dado a conocer por un banco y una casa de bolsa, con un impacto de 9.3 millones de pesos, fuera de ese caso, en el sistema financiero mexicano, a la fecha todos los demás no han tenido ningún incidente que reportar, ¿será cierto?
En tanto, Banco de México afirma que ha mantenido altos índices de disponibilidad de las infraestructuras de mercados financieros y sistemas de pagos que administra y opera, sin que se hayan presentado incidentes en la infraestructura tecnológica que utiliza para estos propósitos, ni en sus procesos operativos. En cuanto a los riesgos cibernéticos enfrentados destaca que continúan aumentando y se han colocado como uno de los principales riesgos no financieros para el sistema financiero global, con un elevado potencial de impacto sistémico y, por ende, para la estabilidad financiera, en caso de materializarse, pero como les decía en el caso mexicano hemos estado exentos hasta ahora, ojalá que siga así por el bien de todos los millones de usuarios del sistema. Por lo pronto, la moneda está en el aire.