Moneda en el Aire

Lecciones de los sismos para el sector financiero

La AMIS reporta que han pagado millones de pesos por siniestros relacionados con sismos. No obstante, considera que la contratación de un seguro para la vivienda sigue siendo baja.

Hoy es una fecha que millones querríamos eliminar no solo del calendario, sino de la memoria, pero sabemos que eso no es posible, y así como existen simulacros para ayudar a tomar conciencia y saber cómo actuar en caso de un evento natural como un sismo, también es dura esa lección en materia de prevención financiera.

Los datos de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) si bien muestran que son millones de pesos los que han pagado por tema de sismos, la contratación de un seguro sigue siendo baja.

Si bien por el sismo del 19 de septiembre de 2017, las aseguradoras pagaron mil 449 millones de dólares, solo el 7.0 por ciento de las viviendas en México tienen la protección de un seguro de vivienda, que hay que recordar no solo cubre los daños a las estructuras, también los contenidos y es solo en este mes cuando suben las solicitudes de información de un seguro de este tipo que pocas veces se contrata y se mantiene en el largo plazo.

Ante ese panorama, ¿qué hacer para que en la parte de la planeación financiera y de protección de nuestros bienes y vidas sean más atractivos estos productos financieros? Esa, sin duda, es una de las grandes preguntas, desde reducir costos; hacer más entendibles los contratos; que las aseguradoras al momento de un siniestro paguen de manera más expedita; que las autoridades simplifiquen y encuentren caminos más sencillos para resolver procesos burocráticos; quizás son algunas de las opciones a instrumentar.

Algo a destacar del sismo de 2017 es justo la puesta en marcha de expropiaciones de viviendas, en algunos casos para agilizar el proceso de reconstrucción y restituir la vivienda vía la donación como bien documentó Frida Sánchez en El Universal, pero aún hace falta encontrar un camino en el tema de las áreas comunes en los miles de edificios de departamentos qué hay en el país y que no forman en muchos casos parte de la vivienda asegurada, discusión que debe encontrar una salida adecuada para todos.

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Y en el otro lado de la moneda, la transformación de la banca durante la pandemia fue a pasos acelerados, así como la llegada de empresas tecnológicas al sector financiero vía precisamente la compra de bancos, proceso que sigue a un ritmo mucho más rápido, pues ya en un corto periodo de tiempo, fintech especializadas han logrado subirse al vehículo bancario y ahora le tocó el turno a Banco Autofin de Juan Antonio Hernández.

Tras un par de años de búsqueda intensa de un buen socio o bien de aprovechar la oportunidad de vender, ahora se concretó la adquisición del banco por parte de la tecnológica Kapital, quien apostó por convertirse en banco, aunque también en su momento buscó la figura de Sofipo.

En el último año, se vendió el banco ABC Capital a la fintech argentina Ualá, quien por cierto también en su momento intentó comprar a Banco Autofin, pero no se logró un acuerdo.

Por cierto, tanto Autofin como ABC Capital, junto con Bankaool en su momento, estuvieron con el seguimiento puntual de las autoridades, ya que en las pruebas de estrés aplicadas en el pasado llegaron a salir con algunas luces amarillas en el tablero; los dos primeros ya se vendieron y en el caso de Bankaool, si bien ha cambiado ya dos veces en el último año de directivos, no descarte, según comentan los que saben, que busque también nuevos accionistas. Por lo pronto, la moneda está en el aire.

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