Moneda en el Aire

¿A qué le temen las instituciones financieras?

La mayoría de las instituciones financieras identificó como alertas el deterioro en las perspectivas de crecimiento económico, de las finanzas públicas y un menor apetito local por riesgo.

Nada ha cambiado en la percepción que tienen las Afore, aseguradoras, bancos comerciales, bancos de desarrollo, casas de bolsa y fondos de inversión sobre la probabilidad de que en un año más ocurran eventos que pudieran afectar de forma sustancial la estabilidad del sistema financiero, y en los últimos seis meses han mantenido esta preocupación.

El Banco de México, como lo hace de forma tradicional, envío la encuesta en noviembre de 2019 a 137 instituciones financieras, de las cuales solo 80 respondieron que la probabilidad de que ocurran uno o más eventos susceptibles de afectar la estabilidad del sistema financiero en el plazo de un año es alta, mientras que para el mediano plazo el mayor porcentaje considera que esta probabilidad es media y baja para el corto plazo.

¿Qué es lo que les preocupa? Los dos principales riesgos que ven las instituciones financieras que operan en México en cuanto a temas externos fueron el de un deterioro en las perspectivas de crecimiento de la economía global y el riesgo de deterioro de los acuerdos comerciales y políticas proteccionistas, o sea Estados Unidos y su presidente Donald Trump que está en plena campaña. Ambos riesgos también fueron los más mencionados en la encuesta anterior y se mantienen.

Estos datos son parte de la encuesta semestral que levanta el Banco Central desde 2018 entre los directores de administración de riesgos de diversas instituciones financieras y tiene la finalidad de conocer su percepción sobre los riesgos que enfrenta el sistema financiero mexicano, y específicamente conocer aquellos riesgos que pudieran producir un evento sistémico en el sistema financiero mexicano.

Mientras con respecto a los riesgos financieros internos, una mayoría de las instituciones identificó como riesgos principales: el deterioro en las perspectivas de crecimiento de la economía del país, un deterioro de las finanzas públicas y un deterioro del apetito local por riesgo. Y en relación a los riesgos no financieros, la gran mayoría de las instituciones identificó como riesgos principales los políticos, geopolíticos y sociales así como los riesgos cibernéticos y tecnológicos. Y otros riesgos no financieros identificados fueron el deterioro del Estado de derecho e impunidad, la cristalización del riesgo operativo y el impacto de nueva regulación.

Y todo esto, se los cuento, porque además de ser parte de las preocupaciones de las principales entidades que operan en el sector financiero, y en la que igual está nuestro dinero ahorrado, muestra también que pese al optimismo que vemos en los discursos de los principales directivos de esas mismas empresas, otras áreas advierten otros escenarios, que si bien no son de una crisis mayor, sí son para reflexionar en este cierre de año sobre a qué le estamos dedicando mayores energías, no se trata de preocuparse sino de ocuparse en qué gastar, invertir, ahorrar y tener un plan para el futuro inmediato, así como lo hacen todos ellos.

Por lo pronto, la moneda está en el aire.

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