El sábado fue el vivo ejemplo del avance cada vez más importante que ha tenido la bancarización en México y de los medios electrónicos de pagos: el combate al uso del efectivo, pero fue también un vivo ejemplo de la mala preparación, coordinación y comunicación de autoridades e instituciones financieras y en donde el cliente una vez más fue el último al que cuidaron e informaron.
La caída de la empresa Prosa que provocó un caos en todo el país inició a las 11 de la mañana, por lo que hubo el tiempo suficiente para avisar a los clientes a tomar previsiones para sus salidas de una tarde de sábado, a las 3 de la tarde las escenas eran como aquella película en donde las máquinas dominan al mundo y en donde una vez más, aquellos que han optado por tener el dinero bajo su colchón fueron los afortunados de poder realizar cualquier operación, sin temor a ser rechazado su forma de pago.
El centro espejo en Querétaro de Prosa no ejecutó como debía el Plan de Recuperación de Desastres (DRP), algunas versiones señalan porque no había el personal capacitado por ser fin de semana para activar los protocolos, los cuales quedó más que claro que no se aplicaron como debían debido a todo el tiempo que tardaron en restablecer el servicio.
Quizás sea coincidencia, por más de 20 años, el director de Prosa fue José Molina, donde uno de sus principales enfoques era el estar listos para cualquier problema y contar con las certificaciones, a un año de su salida de la empresa para 'renovar' con nuevas ideas llegó un nuevo director en marzo de 2018, quien ha tenido que enfrentar esta 'incidencia' sin precedente y además de tener que recuperar licencias perdidas y que han hecho que las grandes marcas como Visa y Mastercard hayan prohibido a los bancos mexicanos operar con ellos por los riesgos que conlleva.
Prosa es una de las empresas mexicanas más importantes en el país, realiza unas 3 mil 600 millones de operaciones al año, pero en diversos mensajes recibidos para esta columna de participantes del sector financiero se dicen alarmados porque "van en declive peligroso", lo que nos pone en riesgo a todos de no tener en algún momento acceso a nuestro dinero por algunas horas debido a un mal plan de contingencia, ya que aseguran no fue ataque cibernético aunque todo parezca muy sospechoso.
Como clientes de servicios financieros lo menos que se espera es información de por qué no se puede tener acceso a los recursos depositados en entidades financieras que son reguladas y supervisadas por las autoridades; seguro habrá sanciones y aprendizajes en el futuro próximo y ojalá en ellas se acuerden que los clientes son el principal motivo de su existencia. Claro parece complicado, si pensamos que hasta el lunes Condusef y Banxico salieron a dar una posición sobre el tema, ojalá el siguiente 'incidente' o ataque cibernético no sea en domingo, porque nadie trabaja.
Lo más grave es que el próximo mes se piensa lanzar una nueva forma de hacer operaciones con el código QR, el Cobro Digital (CoDi). ¿Podrá resistir un problema semejante?
* * *
En el otro lado de la moneda, preocupante ya los datos que manejan los peritos valuadores, además de que la industria está totalmente parada y hay miles de arquitectos e ingenieros sin trabajo desde hace meses. Los últimos datos muestran que en la cotizada Ciudad de México las unidades vendidas presentan un decremento del -8.8 por ciento en comparación con el trimestre inmediato anterior y del 18 por ciento solo en la Ciudad de México. En este segundo trimestre del 2019 se desplazaron cinco mil 571 unidades en el Mercado Inmobiliario de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (CDMX) y los municipios conurbados del Estado de México e Hidalgo; la perspectiva dicen, no es buena. La moneda está en el aire.