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Crisis del agua en México

A estos datos de falta de agua hay que sumar los de la mala calidad del vital líquido que se vende a los consumidores.

Una fuerte sequía, la más importante en los últimos 10 años según CONAGUA, ha estado azotando a nuestro país este año, principalmente en los estados del centro y norte. Uno de los estados más afectados es Tamaulipas donde prácticamente ya no hay abasto de agua potable en varias ciudades y se ha tenido que traer desde Veracruz; pero también hay problemas en Sonora y Durango por la falta de lluvias, en Chihuahua por el tema de la presa “La Boquilla” que dejó de proveer a los pobladores locales y requirió que la Guardia Nacional entrara a controlar las manifestaciones dejando hasta una persona fallecida por el tema.

A estos datos de falta de agua hay que sumar los de la mala calidad del vital líquido que se vende a los consumidores. En Ciudad de México, por ejemplo, el Instituto Politécnico Nacional (IPN) hizo una investigación que demostró que el 50% de los garrafones que venden las empresas rellenadoras de envases contienen heces fecales, por lo que son un riesgo para la salud pública. Esto aunado a que el agua potable de la red se contamina debido a fugas del drenaje impidiendo que el uso de filtros de casa sea suficiente para tener agua de calidad. Otro estudio de la Universidad Autónoma de Chiapas encontró resultados similares en diferentes ciudades de ese Estado.

Incluso en Monterrey, según información del gobierno local, se pierde el 30% del agua potable debido a fugas y a tomas clandestinas, este problema de falta de una buena infraestructura es una constante en la mayoría de las ciudades y pueblos del país. Un dato muy revelador es que el promedio de agua disponible por persona en México en 1950 era de 18 mil metros cúbicos, para 2015 era de poco más de 3 mil metros cúbicos.

En resumen, es cada vez más complicado para la población el acceso al agua de calidad que aporte una correcta hidratación, con sales y minerales, y no solo que sea “potable”, que es un estándar mínimo de calidad definido por el propio gobierno, y está incluso debajo de otros estándares internacionales.

Pero ¿cómo es posible que una problemática tan grande en un sector estratégico no genere un revuelo nacional y una crisis enorme para el gobierno federal?

Hicimos una búsqueda en medios digitales de los últimos 12 meses sobre el tema y encontramos que el tema del abasto y contaminación del agua normalmente es relacionado por los usuarios con los gobiernos locales, excepto en la Ciudad de México donde el organismo federal CONAGUA es el más mencionado, estos factores ayudan a reducir la presión a nivel federal.

Aunque, también encontramos que en los momentos más álgidos de temas relacionados con el agua aparecen los “pejebots” para contestar a los opositores o incluso para hacer prevención de posibles crisis, caso concreto, durante los meses de abril y mayo, cuando eran los momentos más fuertes de la sequía comenzaron a mover el hashtag #NoEsSequíaEsSaqueo con el que pretendían llevar la culpa de la falta de agua a las diferentes empresas del país, pero cuando la elección de junio tomó la agenda pública estos mensajes cesaron de la noche a la mañana.

Sin embargo, la estrategia funcionó, pocos voltearon a ver los enormes problemas de infraestructura y la falta de presupuesto para solucionarlos como una de las causas del mal aprovechamiento de los recursos hídricos, el aparato propagandístico gubernamental nos llevó nuevamente al absurdo de culpar a las empresas, de todo tipo, por usar agua en sus procesos productivos, los mensajes encaminaban al usuario a creer que la única solución para la sequía es que las empresas dejen de producir. Hay ejemplos extremos de esta campaña en el caso de Constellation Brands en Mexicali, donde se detuvo la inversión y el desarrollo de una fábrica de cerveza con el pretexto de que falta agua en la zona para la población, sin embargo, una vez clausurado el proyecto no se hizo nada para proveer de dicha agua, ahora no hay ni trabajo, ni agua para la gente.

Es más absurdo cuando observamos que el sector que más agua potable utiliza es el agrícola con el 70% del total nacional, pero según datos de la UNAM, desperdicia hasta el 57% del líquido que recibe, esto debido a la vieja y mala infraestructura. Ni modo que el campo deje de producir por ineficiente que sea.

Es evidente que se requiere de una estrategia nacional, acompañada de un fuerte presupuesto, que reordene, repare, regule y garantice el acceso al agua de calidad para la población, es un crimen que pagarán nuestros hijos si dejamos que esta situación siga como está.

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