La caída de las acciones de Facebook, ahora llamado Meta, en la bolsa de EU, es un parteaguas en la historia de esta empresa acostumbrada a ser una especie de gurú de los negocios digitales y probablemente una de las más poderosas a nivel mundial por la cantidad de datos personales y conocimiento de sus usuarios. Meta y su famoso fundador Zuckerberg se encuentran en un territorio desconocido para ellos.
El propio Zuckerberg culpó de esta caída, entre otros factores, al cambio que hizo Apple en sus celulares que ahora dan la opción a sus usuarios de no ser rastreados, lo cual disminuye la eficiencia de la publicidad pagada en la plataforma al no poder perfilar bien al mercado que se quiere llegar. También, muchos especialistas culparon a las nuevas regulaciones que se están imponiendo a la empresa en Europa y EU, que sin duda afectarán su valor y desempeño.
Sin embargo, considero que el problema es mucho mayor y está relacionado con no entender qué es lo que verdaderamente quiere el mercado digital. Facebook buscó, y en buena medida consiguió, ser un monopolio digital en un ambiente que odia a los monopolios. Durante años se dedicaron a comprar o destruir las nuevas empresas que representaban una amenaza para su dominio en la guerra por los datos de los usuarios, su permanencia en las redes y el consumo de contenidos; hay varios ejemplos de ello, como las compras de Instagram y WhatsApp, las cuales suponían una competencia para los servicios de Facebook.
Esta actitud monopólica los llevó a tomar decisiones que desincentivan la participación de los usuarios dentro de su plataforma, por ejemplo, nunca quisieron monetizar los contenidos que generan los usuarios en Facebook creadores de contenido y pagarles a cambio de todo lo que generan en sus redes, como hace Tik Tok. Al contrario, empezaron a cobrar por viralizar los contenidos, esto implica que si tú quieres que la información de tu perfil público se mueva en Facebook entonces tienes que pagar, si no lo haces, la aplicación limita tu alcance sin importar la cantidad de seguidores que tengas. Esta dicotomía en la que no importa cuánto construyas una red, si no pagas no te ves, espantó a muchos influencers de la nueva generación quienes priorizan otras redes sobre Facebook.
A diferencia de esta práctica que abusa de su preponderancia en el medio, aparece TikTok, una red social altamente adictiva por ser exclusivamente de videos cortos y que sí paga a los creadores de contenidos más destacados, además de facilitar la viralización de los contenidos de particulares ayudando a que generen seguidores de forma más sencilla, todo lo contrario a Facebook. Además, al ser una red social china no pudieron comprarla, ni bloquear su desarrollo, aunque varios especulan que la amenaza del gobierno de Trump sobre bloquear dicha plataforma en EU e incluso sugerir que para que esto no sucediera debería ser vendida a una empresa americana, era en realidad un intento de Facebook por eliminar al que se ha convertido en su principal competidor.
Lamentablemente, Facebook no entendió la megatendencia digital de la ‘desentralización’, que es por ejemplo, eje angular de la tecnología de blockchain, la cual da vida a las criptomonedas, que de fondo buscan eliminar a los grandes intermediarios, como son los bancos en las transacciones económicas, apostando por que sean los propios usuarios quienes aprueben los movimientos entre cuentas utilizando candados tecnológicos y redistribuyendo los ingresos por dicho trabajo entre muchas personas.
En otras palabras, Facebook olvidó los valores de la web 2.0 sobre los que fue fundada, los cuales están basados en la confianza y colaboración de los usuarios para generar valor; se volvieron avariciosos, sacrificaron su esencia y en ese proceso sacrificaron a los propios usuarios. El monopolio se está rompiendo y lo saben.
El metaverso es una gran idea, no es suya, ya varios la han intentado crear un universo digital en el que puedas vivir y relacionarte, aunque no al nivel de ‘inmersión completa’ que ellos pretenden. Sin embargo, hoy por hoy sigue siendo un sueño. Esperemos que no olviden que los usuarios no se van -ni se quedan- así como así, en nuevas redes, sino que es esa posibilidad de crear, colaborar, divertirse y expresarse con mínimas ataduras lo que verdaderamente construye fidelidad y permanencia.