Para la izquierda latinoamericana la llegada de Milei a la presidencia argentina representa no solo perder uno de los países más importantes para afianzar su poder en la región, sino que, si las cosas le salen bien al nuevo presidente, entonces esta nación sería una prueba palpable de que el modelo marxista-populista latinoamericano es un fracaso para lograr el bienestar de la gente.
Javier Milei no es un liberal tradicional, es más bien un libertario, que es una corriente político-económica cuyos principales postulados son: hacer lo más chico posible la estructura burocrática gubernamental, por ejemplo, desapareciendo secretarías de Estado. Reducir lo más posible los impuestos y desregular la actividad económica con el objetivo de facilitar la llegada y aparición de empresas esperando que estas generen riqueza y dinamicen la economía. Finalmente, en el tema social, se oponen a las prácticas clientelistas donde los ciudadanos reciben constantes apoyos económicos por parte del gobierno que los mantienen cautivos.
De hecho, la visión social de los libertarios es uno de sus puntos más controversiales, ya que efectivamente, el abuso en la entrega de recursos directos a la ciudadanía genera una dependencia del gobierno e inhibe el desarrollo de la gente que se siente muy cómoda recibiendo dinero sin trabajar. Pero, también hay sectores de la población cuyas circunstancias son tan difíciles que sería inhumano que el Estado no les apoye, por ejemplo, la gente más pobre, los niños huérfanos, los adultos mayores, las madres solteras o los enfermos tienen que contar con programas gubernamentales y servicios que les ayuden a salir adelante. Los libertarios, en general, no están de acuerdo con esto, ellos creen que cada quién debe y puede salir adelante sin importar sus circunstancias.
Por supuesto los líderes y grupos de izquierda extrema de la región, como el Grupo de Río de Janeiro o el Grupo de Puebla, no ven con buenos ojos la salida del poder del peronismo, sobre todo porque la izquierda en hispanoamérica lleva recetándonos que el marxismo y el comunismo son lo mejor desde los años 50 del siglo pasado, esto a través de la cultura, las universidades, los medios, los gobiernos, etcéter. Por lo que el aparato propagandístico internacional lleva meses tratando de posicionar a Milei como un loco radical de derechas al que debemos de temer.
Pero tanto a la derecha como a la izquierda se les olvida que la ciudadanía en general no vota por la ideología de unos y otros, sino por el que promete resolverles alguna situación en la que se sienten afectados, normalmente es su bolcillo o su libertad, en este caso fue la deplorable situación económica Argentina la que sin duda llevó a un relevo. De hecho, el discurso durante la campaña de Milei fue prometer acabar con las mafias y los grupos de poder, terminar con sus privilegios y declararse campeón del pueblo. Básicamente el mismo discurso de López Obrador en México.
Ya entrados en la política mexicana, en Palacio Nacional dieron acuse de recibo ante la llegada de Javier Milei, AMLO dijo ante su triunfo: “Para decirlo en una palabra, con todo respeto: fue un autogol, y yo no estoy de acuerdo, aunque respeto la decisión del pueblo con los gobiernos de derecha, no estoy de acuerdo con los gobiernos racistas, clasistas” más adelante añadió: “Aquí no tenemos ese riesgo, no hay nada que temer, el pueblo de México está muy consciente, es de los pueblos más politizados del mundo”.
Para López Obrador y su grupo, Javier Milei representa su peor escenario: el de romper su pseudo cuarta transformación y demostrar que un buen candidato puede ganar la elección a pesar de tener a un gobierno aparentemente todopoderoso en su contra y a un presidente que nunca se equivoca.
Sin duda el nuevo presidente argentino tiene muchos retos frente a él, de entrada, su periodo dura solo cuatro años, difícilmente va a poder lograr todo lo que prometió ya que tendrá contrapesos en su Congreso y en el Poder Judicial. Además, en algún punto no muy lejano, deberá enfrentarse a la realidad sobre todo en sus propuestas más complicadas como la de reducir a su mínima expresión la burocracia desapareciendo varias secretarías de estado, o dolarizar la economía, ambas son cosas que no se puede hacer de la noche a la mañana sin generar una crisis.
Finalmente, hay muchos que no quieren que le vaya bien a Javier Milei. ¿Imagínense que pudiésemos demostrar que el modelo populista cuasi absolutista de izquierda latinoamericana, como el de Venezuela, Bolivia o recientemente México, solo sirve para empobrecer más a un país y que hay mejores alternativas?
Argentina exigió un cambio de aires quizá ya muy tarde, con una inflación del 142 por ciento que destruyó su capacidad adquisitiva e incluso la libertad de su población, en México parece que todavía estamos a tiempo de cambiar.
Jesús de los Ríos es profesor de la Escuela de Gobierno y Economía de la Universidad Panamericana.