Aunque Trump todavía no está en la Casa Blanca, de facto ya está gobernando. Así lo ha demostrado en las últimas semanas, donde sus dichos, propuestas, reuniones y acuerdos con los grandes líderes del mundo ya están teniendo repercusiones. De Biden y Kamala, ni quién se acuerde… Así es la política, siempre odia los vacíos de poder.
Por supuesto, para México significa que ya empezó el jaloneo en los grandes temas de la agenda bilateral: migración, seguridad, fentanilo, la relación con China y la negociación del TMEC. Todas estas cuestiones no son problemas aislados entre ellos, al contrario, están profundamente entrelazados. Un buen punto para entender nuestra realidad actual es recordar la historia en común de nuestras naciones, concretamente la Doctrina Monroe, esa que decía “América para los americanos”, pero que, mejor dicho, significa: “el continente americano es de los gringos”, sigue vigente en la práctica, sobre todo para nuestro país.
Quizá hoy en día, les importa poco a los norteamericanos lo que pase en Venezuela, Perú o Colombia. Siempre y cuando no sea una amenaza muy grande para sus intereses, son capaces de soportar a cualquier tirano, pero el caso de México es distinto. Lo que pasa en nuestro país como la migración o el tráfico de drogas, son cuestiones de seguridad nacional para ellos, así de profunda es la relación.
En este contexto, el hecho de que México se esté acercando económicamente a China, o peor aún, que nuestro país sirva para ‘lavar’ productos chinos y que entren al territorio americano como si fueran mexicanos, o que el tráfico del fentanilo chino se haga por medio de nuestra frontera, es lo que está detrás de las quejas de Trump. Y no es para menos, tenemos un tratado ventajoso para todos, donde estas acciones a espaldas de nuestros socios son cuando menos, un abuso de confianza.
Sin embargo, lo verdaderamente preocupante es qué va a hacer nuestro gobierno y no porque no sepan qué hacer, sino porque no quieren. La entrada a nuestro país de los productos chinos es por medio de las aduanas, las cuales, gracias a AMLO son controladas por los militares, quienes seguramente no quieren perder los ingresos que esto les representa. Es por esto que vemos a Marcelo Ebrard clausurando edificios en el centro de la CDMX y más que solucionando el problema, haciendo show, como si tres bolsas de juguetes chinos incautados arreglaran el problema, cuando lo que se debería hacer es impedir la entrada de los productos desde la aduana. Obviamente Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum saben lo que tienen que hacer, pero parecen estar esperando hasta el último momento.
En lo personal creo que nuestros socios podrían hasta ofenderse de que se les trate de engañar con estos 'show-operativos', lamentablemente la apuesta de nuestro gobierno es que los tomen como muestra de buena voluntad.
Para abonar más al problema, ahora los canadienses también dicen que no nos quieren de socios en el TMEC. Esto es obvio después de los cientos de faltas de respeto y burlas que hizo AMLO hacia los acuerdos y empresas de ese país, era de esperar que aprovecharan este momento para negociar una postura más leal e incluso amigable de parte nuestro gobierno para seguir considerándonos en el tratado. El reclamo canadiense no es menor y le da más solidez a los negociadores de Trump para imponer su agenda.
Es obvio que lo más conveniente para México es mantenerse en el TMEC, incluso para la 4T, si quieren mantenerse en el poder eternamente van a necesitar dinero, el cual no va a venir de la producción y consumo nacional. También hay que resaltar la enorme integración sociocultural que existe hoy entre EU y México, con China no tenemos nada de esto.
Como sea, Trump todavía no empieza… pero ya empezó.
En otras latitudes digitales…
Desde la oposición comienza a haber voces autorizadas y con prestigio (no un par de exestrellas de los medios) que hablan de fraude electoral en la pasada elección, aunque difícil de comprobar por la opacidad del INE, hoy queda claro que la estrategia fue la vieja confiable del embarazo de urnas, principalmente en casillas donde la oposición no tuvo representantes, esto se hizo por medio de los servidores de la nación y el aparato burocrático morenista que corrompió o amenazó a los ciudadanos que integraban las casillas.
Por ejemplo, mencionan que hay varios testimonios en alcaldías como Iztapalapa, Iztacalco y Venustiano Carranza, donde se le ofrecieron hasta 10 mil pesos a los presidentes de casilla por no presentarse el día de la elección. Tan solo en la CDMX calculan que se metieron unos 700 mil votos apócrifos, a nivel nacional serían varios millones. Esto explicaría el porqué las distancias fueron mucho mayores a las proyectadas por todos los especialistas.