Entorno Económico

Covid-19 & economía: Lecciones de la realidad

El Covid-19 puede ser entendido como un choque global que ha afectado de manera simultánea y generalizada a los diversos ámbitos de la vida social, económica y política.

Vaya periodo histórico que nos tocó vivir. Desde marzo de 2020 a la fecha hemos sido testigos de una situación altamente fluida, saturada de interacciones sociales y económicas, transgresora de ideologías organizacionales y de mercado e igualmente perturbadora en cuanto a los mismísimos hábitos de gasto e inversión de individuos, familias y Estados. En un esfuerzo por entender la realidad, hemos desesperado en definir cabalmente el diagnóstico de la situación, encapsularla dentro de los límites de un modelo teórico o herramienta analítica conocida y definir la mejor respuesta de política económica a partir de ello. A continuación, mi humilde esfuerzo por subrayar lo que para mí son las principales lecciones de la realidad que todavía atravesamos, desde los ojos de un economista.

Primeramente, el Covid-19 puede ser entendido como un choque global que ha afectado de manera simultánea y generalizada a los diversos ámbitos de la vida social, económica y política. Además, en más de una medida se trata de un choque ‘vivo’ que se diluye para luego emerger. De cierto modo, es un choque que parece retroalimentarse en una secuencia de encierro, cansancio, apertura y repunte de casos, aderezado por el dilema entre el control de la pandemia y la amortiguación de sus efectos económicos.

Existen comunes denominadores en sus efectos sobre las diversas economías y regiones, aunque el grado de desarrollo económico no parece ser uno de ellos. Hemos visto ya el epicentro de la pandemia y sus efectos económicos migrar de una latitud a otra con una alta fluidez y con independencia del grado de desarrollo económico del nuevo destino.

No obstante, no parece haber consenso de política pública en la administración de los distintos dilemas emergentes que nos han regalado dramáticas contraposiciones de las prioridades sociales, económicas y financieras. Lo que hay es una suerte de ensayo y error en la búsqueda de un equilibrio entre costes.

Las vulnerabilidades estructurales o condiciones políticas presentes en algunas de estas economías parecen hacerlas especialmente susceptibles a los afectos adversos. Aquí, no solo juegan el estado de la infraestructura de salud, el grado de abundancia de comorbilidades, las características de la pirámide poblacional o particularidades en el mercado laboral, sino también factores tales como la ideología política prevaleciente y/o el ADN social en cuanto a su postura frente al liderato del gobierno y la disposición a seguir sus reglas.

Tal como mencioné, estamos en presencia de un choque global que se retroalimenta, todavía en evolución, y cuyos efectos en lo económico podrían no solamente circunscribirse al corto o mediano plazos. Por el contrario, el conjunto de disrupciones podría hacer necesaria la promoción de cambios/reformas en reconocimiento de que la nueva realidad no será cercana a la anterior sin un esfuerzo de cambio estructural.

Irónicamente, el impacto de la pandemia en el comportamiento a futuro de los ciudadanos y los votantes serán decisivos en las transformaciones que sean formalizadas e implementadas. Quizás una de las peores combinaciones será la urgencia en el reconocimiento de un problema y la necesidad de una transformación en contraposición de una reticencia al cambio por parte del gobierno o su electorado.

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