Entorno Económico

¿La última ronda y nos vamos?

Todavía es temprano para asegurar que la última ronda de ajustes sustanciales en el pronóstico de crecimiento económico ya ha quedado atrás.

No es novedad que las rondas de revisión de pronósticos macroeconómicos por parte de las principales corredurías y organismos multilaterales sean múltiples. En general, dichas revisiones suelen ser más graduales conforme avanza el año, debido a que contamos con más información de múltiples sectores de actividad, mercados y regiones. No obstante, los ajustes suelen ser mucho más continuos y significativos en periodos de alta incertidumbre y/o en presencia de una serie de choques inesperados. La actual coyuntura parece contar con ambos factores. A inicios de año, se esperaba que las diversas economías mundiales convergieran a ritmos de crecimiento cada vez más cercanos a los previos a la pandemia, tras haber cerrado la brecha generada por el desplome en la actividad económica durante la primera mitad de 2020. No obstante, a dos años de aquel choque adverso global, hay de nuevo razones para temer una nueva recaída en el avance económico global.

Enfoquemos nuestra atención al caso de México, una economía emergente caracterizada por su bajo crecimiento (dos y medio porciento promedio previo a la pandemia). Para el presente año, basado en la Encuesta de Expectativas de CitiBanamex, se anticipaba inicialmente (encuesta de enero de 2021) una variación anual cercana a 2.7 por ciento. De hecho, tal perspectiva llegó a mejorar hasta casi 3 por ciento hacia el otoño del año pasado. No obstante, fue a partir del invierno de 2022 que el optimismo comenzó a desinflarse hasta alcanzar la actual expectativa de crecimiento de, apenas, dos por ciento.

El deterioro en el pronóstico arriba mencionado estuvo en buena medida influenciado por las cifras de avance económico que dieron cuenta de una economía estancada hacia el cierre del año pasado. Afortunadamente, las señales mas recientes apoyadas en el indicador global de actividad económica y el Nowcast del Inegi, por un lado, y las cifras de comercio exterior, por el otro, parecen comenzar a dibujar un mejor escenario. ¿Estaríamos a punto de observar una nueva revisión en las previsiones de avance económico del presente año? Quizás sí, aunque no es garantía que sea una revisión al alza.

Es importante reconocer dos riesgos inmediatos, los cuales podrían sugerir una nueva moderación en el ritmo de recuperación en la actividad. El primero sería el posible advenimiento de una quinta ola de la pandemia, la cual ya se encuentra en desarrollo en Europa y ya comienza a sugerirse en nuestro continente (Canadá). Personalmente creo que las implicaciones económicas adversas en México podrían ser de moderadas a marginales, dada la creciente renuencia de las autoridades locales a implementar medidas de mitigación sustanciales y el mismo cansancio social -que hace cada vez más difícil suponer un nuevo desplome en la movilidad comunitaria parecido a lo observado en 2020.

El segundo riesgo lo representa la guerra en Ucrania. La forma en que tal factor podría traducirse en vientos en contra del avance económico global, regional y nacional tiene diversos canales -tales como las implicaciones en materia de producción y abasto de granos, metales y energía y su respectivo impacto en costos de producción-. Asimismo, el impacto reflejado en los mercados financieros podría también ser perjudicial para las cifras económicas.

Relacionado con lo anterior, recientemente la OCDE publicó un estudio titulado ‘El impacto económico y social y las implicaciones de política del a guerra en Ucrania’. Entre sus principales implicaciones se encuentra el planteamiento de que los movimientos en los precios de materias primas y los mercados financieros asociados a la guerra podrían, de ser duraderos, reducir el Producto Interno Bruto Global en cerca de un punto porcentual durante el primer año, lo que podría implicar hasta dos y medio puntos adicionales en la inflación al consumidor. La exposición directa, tanto comercial como energética de México parece limitada. No obstante, la indirecta no sugiere lo mismo.

El mismo estudio de la OCDE sugiere que el impacto adverso sobre la economía de EU (de la cual México depende sustancialmente) podría ser cercana a 0.9 puntos porcentuales. Sin ir demasiado lejos, vale la pena recordar que la Reserva Federal de EU redujo recientemente su estimado de ritmo de crecimiento económico anualizado (cuarto trimestre) de 4.0 por ciento a 2.8 por ciento al cierre de 2022, debido en buena medida a las causas mencionadas.

Dicho lo anterior, mi impresión es que todavía es temprano para asegurar que la última ronda de ajustes sustanciales en el pronóstico de crecimiento económico ya ha quedado atrás.

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