Entorno Económico

Si Banxico le suelta la mano a la Fed

El debate sobre la conveniencia de que Banxico siga a la Reserva Federal tanto en tiempos como en magnitud de ajuste de política monetaria comienza a calentarse.

Esta semana vuelve a reunirse la Junta de Gobierno del Banco de México para tomar una nueva decisión de política monetaria. Aunque siempre con cierta incertidumbre, todo parece indicar que elevarán de nueva cuenta la tasa de referencia en 75 puntos base para llevarla de 8.50 por ciento a 9.25 por ciento nominal (implicando un cambio inferior en términos reales al pasar de 3.3 por ciento a 3.9 por ciento entre las reuniones de agosto y septiembre). No obstante, percibo que el debate sobre la conveniencia de que Banxico siga a la Reserva Federal tanto en tiempos como en magnitud de ajuste de política monetaria comienza a calentarse. Mi expectativa: Banxico se verá muy pronto en un agudo dilema entre continuar imitando a la Fed o validar las diferencias en los determinantes locales de la política monetaria. A continuación, tres razones de peso por las que no sería tan disonante soltarle la mano a la Fed (seguidos de tres dilemas de política).

Primero. Ambas economías se encuentran en distintas fases de su ciclo económico. Por un lado, México continúa exhibiendo un muy gradual proceso de recuperación (a ratos estancamiento), todavía mostrando una brecha negativa (diferencia respecto a su trayectoria potencial). Por su parte, EU viene de un desempeño económico por arriba de su potencial, cortesía de los significativos apoyos fiscales otorgados en el complicado contexto arriba citado -lo cual de principio justificaría un esfuerzo de restricción monetaria más acentuado a pesar de las ligeras contracciones en actividad de la primera mitad del año.

Segundo. Si bien actualmente se sufre una problemática inflacionaria en ambos lados del río Bravo, la naturaleza de tales presiones no son necesariamente las mismas. En ambas inflaciones se detectan presiones del lado de la oferta y de origen externo. No obstante, en EU también existen causales asociadas al exceso de demanda exhibido hace algunos trimestres.

Tercero. Los esfuerzos monetarios tuvieron tanto un calendario como un nivel de partida distinto. En específico, Banxico comenzó su esfuerzo de ajuste de política monetaria varios meses antes que la Fed y desde un nivel de tasa real superior. Desde este punto de vista, todo lo demás constante, podría decirse que el banco central local va más adelantado en su tarea respecto de la Fed.

De lo anterior podría considerarse razonable que en algún punto Banxico optará por disociarse de las acciones de la Fed, sobre todo en una fase adelantada en su ajuste de política monetaria. No obstante, los límites a esta reflexión también tienen que ser reconocidos y es donde surge el dilema de política monetaria.

El primero, es el riesgo de que un ensanchamiento en el diferencial de tasas de interés derive en nuevas presiones inflacionarias locales vía un debilitamiento significativo del peso frente al dólar. El segundo es el reconocimiento de que la política monetaria en México podría considerarse menos efectiva que en Estados Unidos y, quizás, hasta más lenta en materializar sus efectos.

En tercer lugar, habría que tomar en cuenta las diferencias en el grado de permanencia de los choques inflacionarios que dependería, entre otros factores, de la estructura de formación de precios a nivel local. El cuarto, y quizás más tajante, es la incertidumbre que rodea a la identificación de la tasa terminal de política monetaria para cada economía en el contexto de las presiones inflacionarias vigentes y la emergencia de nuevas fuentes de presión -el horizonte parece alejarse a cada nuevo paso.

Joel Virgen es economista del sector financiero con sede en Nueva York, EU. Sus opiniones son a título propio y no necesariamente representan las de alguna institución financiera internacional.

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