No perdamos de vista la naturaleza de los usualmente referidos detonantes del fenómeno nearshoring. Entre ellos, suele mencionarse el contexto de nuevos equilibrios geopolíticos que van distanciando cada vez más a EU de China (agravados después de la imposición de altas tarifas al intercambio comercial en 2018); las lecciones en materia logística asociadas al choque de oferta durante la pandemia en 2020; la disrupción causada por el bloqueo accidental del Canal de Suez en la primavera del 2021; y los impactos en los distintos mercados globales activados por la invasión de Rusia a Ucrania. ¿Qué tienen en común dichos determinantes? Todos son externos y con epicentro en distintas latitudes.
Lo anterior me lleva a reflexionar sobre al menos tres elementos indispensables en la materialización del fenómeno nearshoring y sus potenciales ganadores. Es decir, si el contexto global arriba citado ha gatillado un proceso de redistribución de la inversión directa futura y reconfiguración de las rutas logísticas a nivel global, ¿cuáles serían algunas de las condiciones que llegarían a beneficiar a un país o zona en específico?
Primero, la existencia de infraestructura relevante sin duda facilitaría las cosas. Todo aquello relacionado con la disponibilidad de parques industriales o espacios de construcción y acceso a vías de comunicación (ya sea férreas o marítimas) se convertirían en un factor atractor de nueva inversión.
Al respecto de lo anterior, vale la pena notar que, en casi todos los casos, la dotación de dichos elementos es limitada o fija en el corto plazo. Aquellas plazas que puedan brindar amplia capacidad instalada y disponible verán beneficios de corto plazo. Por otro lado, aquellos con limitaciones de infraestructura tendrán que esperar antes de obtener beneficios y enfrentar desafíos relacionados con la disponibilidad y los altos costos de alquiler o adquisición.
Segundo, posiblemente no sea suficiente a corto plazo una pirámide poblacional favorable como factor de atracción. Desde luego, el atractivo demográfico como condicionante de un mercado en crecimiento será importante. No obstante, el nivel y cantidad de capital humano disponible serán esenciales para atraer nuevas inversiones con un nivel de valor añadido relevante.
Si imaginamos un fenómeno de reubicación manufacturera a nivel global, cada ramo o actividad requerirá de mano de obra suficiente y con distintos grados de entrenamiento y especialización (algunos más fáciles de ofrecer en el corto plazo que otros).
Tercero, se vuelve también crítico el contar con los medios de provisión de energía a suficiencia. No solo eso, algunas actividades o políticas empresariales podrían requerir de una proporción de energías renovables o cumplir con un plan de migración hacia un objetivo sustentable. De nueva cuenta, lo anterior no necesariamente está disponible en todos los destinos potenciales del nearshoring. Otra vez, este factor se volverá un elemento diferenciador o al menos condicionante en la disponibilidad de beneficios en el corto plazo.
Los anteriores no son los únicos retos para aquellos países que quieran beneficiarse del nearshoring. Sin embargo, los ejemplos citados ilustran las potenciales restricciones de corto plazo que explicarían lo elusivo de la evidencia de nearshoring en ciertos países. Los beneficios pueden volverse más claros con el tiempo y requerirán una gran proactividad por parte de las empresas, los sectores, la sociedad y el gobierno si se desea asegurar un buen posicionamiento en el fenómeno del nearshoring.
Joel Virgen es el analista económico del sector financiero con sede en Nueva York, EU. Sus opiniones no necesariamente representan las de una institución financiera en particular.
Twitter: @joelvirgen