La Junta de Gobierno de Banxico se reunirá esta semana para tomar una nueva decisión de política monetaria. Hasta el momento, la Junta ha decidido mantener sin cambios la tasa de interés interbancaria en un nivel de 11.25 por ciento nominal en sus últimas seis reuniones. La expectativa para la reunión de esta misma semana no es distinta, el consenso de analistas es robusto alrededor de un pronóstico, donde el Banco Central mantendría de nueva cuenta dicha tasa de interés sin cambio.
No obstante, la reunión tiene una implicación mucho mayor a las anteriores al recordar que el mismo consenso de analistas anticipa que Banxico iniciará un ciclo de recortes en la tasa de referencia a partir de marzo. Así, el contenido del comunicado será clave, su lectura e interpretación probablemente será más complicada, sobre todo al tener en cuenta el potencial sesgo de confirmación. Es decir, el posible sesgo cognitivo de todos aquellos que anticipan un primer recorte en marzo y que buscarán de manera consciente o inconsciente ver confirmada su expectativa. A continuación, las cinco preguntas clave para esta reunión.
¿Qué? La Junta deberá de reconocer los avances en el proceso de desinflación al tiempo que la inflación subyacente de servicios no contribuye de manera sustancial a dicho proceso y las expectativas de inflación de mediano y largo plazo se han estabilizado en niveles distintos al de su objetivo del 3 por ciento. De manera similar, la brecha de producto se encuentra en terreno positivo y la evidencia de desaceleración económica no es lo suficientemente robusta como para anticipar que dicha brecha cierre de manera acelerada en los siguientes meses. De manera adicional, es cada vez más factible que no veamos el inicio de un ciclo de recortes en la tasa de política monetaria por parte de la Fed en la primera mitad del presente año.
¿Cómo? Aún considerando lo anterior, Banxico podría encontrar el espacio para sugerir que un ajuste a la baja en la tasa de referencia podría estar cerca. Esto, bajo una argumentación que reconozca los efectos retrasados de la postura monetaria y confíe en que hay espacio para una menor tasa nominal. Lo anterior podría hacerse de varias maneras.
Por ejemplo, la estabilidad (o posible revisión marginal a la baja) en sus expectativas de inflación de corto o mediano plazos podría acompañarse del reconocimiento de que un ajuste en la trayectoria de la tasa sea congruente con la convergencia de la inflación, la eliminación de la referencia a “por cierto tiempo” en lo referente a la necesidad de mantener la tasa sin cambios o el reconocimiento de un balance de riesgos inflacionario más balanceado o mejorado.
¿Quién? Considero que resultaría sorpresivo un voto dividido esta misma semana. Creo más probable que el voto de mantener la tasa de referencia sin cambios será tomado por unanimidad. Esto último podría no ser el caso en marzo, en caso de que un recorte pudiera materializarse. Veo factible un voto disidente justificado por la ausencia de un patrón de desinflación más contundente al interior de la inflación subyacente y sus expectativas.
¿Cuándo? La mesa no está totalmente tendida, hay asignaturas pendientes, pero creo que la evidencia es razonablemente suficiente para comenzar los recortes en la tasa de referencia el próximo mes. Sin embargo, la probabilidad de una extensión en la espera no es desdeñable como escenario de riesgo, sobre todo al considerar el comportamiento de la inflación en mercancías, el repunte temporal en la inflación no subyacente y el estado de las expectativas de inflación de mediano y largo plazos. Si es así, la reunión de esta semana podría sorprendernos por la ausencia de pistas respecto a un inminente recorte en el corto plazo.