Entorno Económico

Banxico: ¿Ante un cambio de tono?

Se antoja precipitado que la Junta de Gobierno del Banxico pudiera echar las campanas al vuelo y relajar sensiblemente el tono astringente.

Hace un año, las condiciones se veían más propicias para que durante el 2019 Banco de México optara por recortar su tasa de referencia. A lo largo del 2018, ante diversas afectaciones sobre la inflación y riesgos al alza, tal expectativa se desvaneció. ¿Dónde nos encontramos ahora? ¿Se reconfiguran las condiciones para recortes en el corto plazo? ¿Es factible que Banxico comience a cambiar su tono hacia uno más acomodaticio tan pronto como en su próxima reunión de febrero? ¿Cuál es el papel que podría jugar la nueva composición de la Junta de Gobierno de Banxico con dos nuevos miembros? Abordo estas interrogantes a continuación.

Creo que las condiciones se reconfiguran para aliviar un poco la presión alcista de Banxico, no necesariamente para dar un vuelco a su tono. Basta solo darse cuenta que la nueva reunión del Banco Central tomará lugar frente a un marco mucho más cómodo para sus autoridades. En este marco tendríamos un peso mexicano sustancialmente revalorado frente al dólar (7 por ciento desde principios de diciembre). También tendríamos un contexto de ciertas señales de desaceleración en la economía de EU (léase ISM manufacturero y producción industrial entre septiembre y diciembre del 2018), con más graduales indicios de enfriamiento en México. En específico, tendríamos un índice global de actividad económica (IGAE) en México (proxy de PIB mensual) que entre septiembre y noviembre del año pasado mostró un enfriamiento de 3 por ciento a 1.7 por ciento.

El marco anterior se completaría con una reciente sorpresa inflacionaria favorable durante la primera mitad de enero. En dicho dato, potenciales efectos inflacionarios relacionados con el desabasto de gasolina no terminaron por materializarse. Así, la inflación anual se ubicó en 4.5 por ciento en contraste con una expectativa de 4.7 por ciento. Lo anterior entonces parecería apuntar en un mismo sentido: una menor presión alcista para la tasa de interés de referencia.

¿Lo anterior debería llevar a incorporar recortes en la tasa de referencia en el corto plazo? Lo veo todavía difícil frente a un escenario de elevadas incertidumbres. Llamaría la atención sobre tres elementos por los que valdría la pena ser cautelosos. Primero, todavía parece haber inflación en las tuberías, asociado a la debilidad cambiaria y altos precios de gasolina del año pasado.

Segundo, existe una alta incertidumbre sobre los potenciales efectos inflacionarios asociados a la reciente implementación de políticas con orientación de demanda (nuevas transferencias sociales) y en simultaneidad con un incremento en el salario mínimo. Tercero, el efecto neto que sobre la inflación podría tener una prolongada problemática de desabasto de combustible. Este último factor todavía continúa en franca evolución.

En un contexto como el anterior, se antoja precipitado que la Junta de Gobierno del Banxico pudiera echar las campanas al vuelo y relajar sensiblemente el tono astringente (o firme contra la inflación). Lo que sí creo es que el marco actual le da un respiro a la autoridad monetaria para continuar monitoreando las principales variables reales y nominales, así como sus expectativas.

¿Cómo jurará la nueva composición de la Junta de Gobierno? En lo personal, veo más peso en la coyuntura arriba descrita en cuanto a los posibles cambios de palabras, frases y adecuaciones al balance de riesgos en el comunicado que a lo que podría atribuirse a la nueva composición de la Junta. Hay razones para estar más tranquilo pero otras tantas para permanecer cautelosos y creo que eso será clave en el siguiente comunicado.

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