Entorno Económico

¿Banxico ‘dovish’? Quizá no todavía

El cúmulo de eventos y flujo de datos continúan sin hacerle la vida más sencilla a nuestro Banco Central al acentuarse los dilemas de política monetaria.

La pregunta de la semana es: ¿cómo integrará Banxico en su decisión de esta semana no solo los eventos y cifras económicas recientes sino la expectativa de recortes en la tasa de política monetaria por parte de la Reserva Federal de EUA? ¿Es lo anterior razón suficiente como para que el Banco Central mexicano abandone el tono ligeramente restrictivo (cauteloso) y migre hacia territorio paloma (sesgado hacia la relajación monetaria)? En lo personal creo que las condiciones no están puestas como para que Banxico inicie su ciclo de recortes en la tasa de fondeo en el corto plazo y también creo que seguir a la Fed en sus recortes no es una conclusión directa. A continuación cinco razones.

Primero, la inflación general y subyacente continúan relativamente alejadas del objetivo de 3 por ciento. En particular, el componente subyacente a tasa anual muestra una alta resistencia a descender y actualmente se ubica más cercana al 4 por ciento que del objetivo de 3 por ciento. Esta alta persistencia se encuentra al centro de las preocupaciones del Banco Central y hasta el momento no hemos visto señales de gradual descenso en el componente mencionado.

Segundo, la lista de riesgos inflacionarios continúa sesgada al alza y contiene una amplia variedad de riesgos. De hecho, algunos de estos riesgos comienzan a dar señales de materialización. Por ejemplo, se han reportado ya incrementos salariales por encima de las ganancias en productividad y los riesgos proteccionistas ya se traducen en una amenaza de imposición de tarifas a México por parte de EUA que continúa vigente. Adicionalmente, los riesgos de eventos adversos de calificación crediticia se han agudizado, de la mano de un menor ritmo de crecimiento económico y el estrechamiento del margen de maniobra fiscal para cumplir con el objetivo de 1 por ciento de superávit primario para este año.

Tercero, ante un eventual recorte o relajamiento por parte de la Fed, cabe recordar que la reacción de Banxico no debería ser en automático. La respuesta última debería depender tanto de la fase del ciclo económico como de la trayectoria inflacionaria en ambos lados del Río Grande. En este caso, conviene recordar que el diferencial de inflaciones entre México y EUA, en especial el relativo a las inflaciones subyacentes, solo se ha ensanchado en los últimos meses. Así, podría resultar que un relajamiento por parte de la Fed podría traducirse en condiciones monetarias relativas más astringentes en México, en un momento donde el balance de riesgos inflacionarios de México luce deteriorado y las expectativas siguen sin converger al 3 por ciento.

Cuarto, considero que el espacio para que Banxico pueda ser gradual en el manejo de las expectativas de política monetaria es muy reducido. Es decir, no creo que en este momento la migración hacia un tono paloma o acomodaticio pasando por uno neutro pueda darse paulatinamente. De optar por un tono paloma, considero que los participantes en los mercados internalizarían casi de inmediato el inicio de un ciclo de bajas en el muy corto plazo. De nueva cuenta, no creo que el nivel actual de inflación y sus riesgos puedan favorecer dicho escenario.

Quinto, volviendo a la expectativa de recortes en la tasa de la Reserva Federal de EUA, pienso que sería muy complicado en materia de comunicación y compromiso de política el que Banxico opte por condicionar los siguientes movimientos a las acciones de la Fed y además separarlos de lo que sería su ciclo de normalización (recortes en la tasa de política monetaria). Las condiciones y eventos tanto locales como internacionales continúan muy fluidos y en constante evolución como para poder comprometerse con un accionar desde esta misma semana y a más de siete semanas de la siguiente reunión de política monetaria (calendarizada para el 15 de agosto).

La decisión y comunicado de Banxico serán liberados este mismo jueves. Sin duda representa otro reto para nuestro Banco Central. En general, observo que el cúmulo de eventos y flujo de datos continúan sin hacerle la vida más sencilla a nuestro Banco Central al acentuarse los dilemas de política monetaria.

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