Entorno Económico

¿Es el momento adecuado para invertir?

El ánimo de los empresarios respecto al clima de inversión es clave como una de las condicionantes de la inversión física en México.

Hay varias maneras y nichos sobre los cuales hacerse esa misma pregunta. No obstante, en esta ocasión me circunscribo al ámbito de lo macroeconómico, en particular a lo relativo a la inversión física y no a la financiera. En particular, convendría aprovechar la reciente publicación de la encuesta de opinión empresarial, correspondiente a febrero, que levanta mensualmente el Inegi. Sin duda, el ánimo de los empresarios respecto al clima de inversión es clave como una de las condicionantes de la inversión física en México y, por ende, contribuyente potencial clave en la presente recuperación económica, misma que ha marchado a un ritmo más pausado.

Resulta alentador observar que la confianza empresarial ha mantenido un sendero de recuperación desde el fuerte golpe sufrido la primavera pasada en el contexto del inicio del encierro económico autoinfligido en respuesta a la pandemia del Covid-19. No obstante, aún se encuentra a medio camino entre su peor momento en mayo de 2020 y los niveles relativamente altos del verano de 2019.

En específico, la percepción respecto a si el actual es un momento adecuado para invertir ha mostrado una recuperación excepcionalmente pausada -casi estacionada a un tercio del camino entre la desesperanza reportada en la primavera pasada y los altos niveles citados para el verano anterior.

Lo anterior resulta preocupante. Esto debido a que, en conjunción con otros determinantes de la inversión, la percepción respecto a su clima juega un papel importante en la dinámica virtuosa que liga la disposición a invertir, con la materialización de una inversión y el empuje económico promovido que a su vez tiende a mejorar la percepción de tal clima.

En nuestra observación conviene hacer un segundo desglose. La percepción de tal clima de inversión no es homogénea entre sectores. Tomando en cuenta una escala de 0 a 100 en la que se mide tal percepción (a medida que el optimismo se generaliza entre los informantes, el valor del indicador se hace mayor), los valores para las industrias manufacturera, construcción y comercio fueron en febrero 43.9, 21.9 y 20.4, en el mismo orden. Todas observaron mejorías marginales en febrero, sin embargo, es claro que la realidad se percibe distinta desde el ojo sectorial desde la cual se observa.

No deberíamos de estar sorprendidos de ver un mayor positivismo en la industria manufacturera, dado que esta actividad ha estado estimulada por su contraparte en EU, reflejándose en un impulso en el sector exportador mexicano -el cual ha venido liderando los avances en términos de recuperación de la economía local.

No sorprendería observar que, en la medida en que el mercado estadounidense acelere su ritmo de recuperación promovida por una secuencia de estímulos fiscales y monetarios sin precedentes, el sector manufacturero local logrará consolidar un robusto ritmo de recuperación pasando por una mayor confianza en la percepción de la inversión en particular y del mercado en general. Esta será en buena medida la clave de la recuperación local, en ausencia de una política fiscal contracíclica a nivel local o de un perfil de política gubernamental más afín a la inversión privada.

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