¡¿Qué pasó ayer?! Mucho que digerir del anuncio del Presidente de EUA respecto al alcance de acuerdos bilaterales México-EUA. Algunas cosas nos sorprendieron, otras nos desconcertaron y otras quedaron más claras. Aquí mi primera reflexión tras una activa sesión de noticias sobre TLCAN. De entrada, espero poder contestar si estamos en la antesala de un TLCAN 2.0 ó un acuerdo meramente bilateral con alas para volar directo a la consideración de los respectivos Congresos.
¿Qué me sorprendió? Primero, sin duda que los acuerdos alcanzaron más temas de los que al menos yo había anticipado. Consideraba que avances en temas como Claúsula "Sunset" y capítulos de resolución de controversias eran necesariamente temas trilaterales. De hecho lo eran, la obtención de un acuerdo sobre éstos simplemente abrió la puerta a la siguiente gran sorpresa que menciono abajo.
Segundo, no fue la primera vez que el Presidente Trump lanzaba dichos sobre un escenario de abandono de las negociaciones trilaterales e impulsaba la idea de acuerdos bilaterales. Claramente estos suponían parte de una estrategia de presión. Así, cuando ayer se habló de cambiar de nombre al TLCAN por uno digno de un mejor acuerdo con o sin Canadá no se levantaron cejas, al menos no las mías. Era claro que el acuerdo bilateral alcanzado se iba a utilizar como mecanismo de presión sobre Canadá. Lo sorprendente es que oficiales mexicanos hayan sido explícitos en abrir la puerta a un tratado sin Canadá.
Tercero, el aparente obstáculo basado en un requerimiento de última hora por parte del Presidente electo de México relacionado con la formulación del capítulo de energía probó ser un tema menor. Aparentemente dicho requerimiento fue satisfecho desde el fin de semana y reconocido favorablemente por el mismo equipo de transición en México ayer mismo.
Pasemos ahora a las señales explícitas e implícitas de lo ocurrido ayer. Subrayo cuatro breves ideas.
Primero, en una inusual conferencia de prensa desde la oficina oval de la Casa Blanca, se buscó evitar cualquier deslinde o contraargumentación posterior al ofrecer un mensaje donde ambos Presidentes estuvieron presentes (el Mexicano vía telefónica).
Segundo, el contexto de premura implícito en las largas jornadas de trabajo durante las negociaciones bilaterales confirman que las partes llevan prisa en que el acuerdo sea aprobado antes de que concluya el año. Creo que esto se relaciona más con la expectativa de un nuevo Congreso en EUA que a partir de inicios del 2019 podría no hacerle la vida fácil al Ejecutivo de EUA.
Tercero, se prefiere a Canadá dentro, así parece sugerir la premura por dejar atrás la negociación México-EUA y dejar la semana para recibir a Canadá. No obstante, se ha montado un andamio de señalización e incentivos tal que se le ha dejado poco margen de negociación si es que Canadá quiere una solución tripartita.
Cuarto y último, aún bajo una solución bilateral entre México y EUA, tenemos ante nosotros una colección de preguntas respecto a su viabilidad legal y los limitados tiempos legislativos en los que se pretendería ser aprobado.
Sin duda mucho que digerir, tal parece que no sólo "esto no se acaba hasta que se acaba" sino que ahora se abre un nuevo brazo en el diagrama de flujo del proceso para obtener un TLCAN 2.0: la solución bilateral, TLCAN 0.33.