Es un riesgo. En un caso ‘afortunado’ podría ser el Banco de México el que como emergencia pague al final Dos Bocas. En otro escenario podrían ser los mexicanos los que directamente de su cuenta bancaria terminen sacando dinero por la pérdida de negocios y empleos debido a un evento inesperado, pero cada vez más posible.
Ayer expuse aquí la advertencia de la llegada del ‘cisne verde’, que es un aviso del coordinador de los bancos centrales del mundo, el Banco Internacional de Pagos (BIS).
¿Qué clase de ave es ésa? Como referencia recuerden los ‘cisnes negros’ descritos por Nassim Taleb: casos sorpresivos inesperados que cambian el orden de las cosas para que ya no vuelvan a ser igual, como los ataques a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001 o como el internet.
Ahora viene el cisne verde, el cambio de todo como consecuencia del calentamiento global. El término está referido en un libro de enero de 2020 firmado por Patrick Bolton, Morgan Despres, Luiz Awazu Pereira Da Silva, Frédéric Samama y Romain Svartzman.
Hace unas semanas, el granizo tumbó techumbres de edificios del Centro Histórico en la Ciudad de México; una circunstancia similar destruyó este mes infraestructura del Aeropuerto Internacional de Nuevo Laredo que no puede usarse; ayer narré cómo estacionamientos subterráneos de centros comerciales de la ciudad de Mérida permanecen inútiles por la suma de tormentas del año pasado que llenaron los mantos freáticos de una ciudad que está apenas 10 metros por encima del nivel del mar. Alguien pagará esos daños.
Los efectos del cambio climático ya no se platican en tiempo futuro.
A veces esos costos los pagan los inversionistas, otras las aseguradoras, y definitivamente el público que debe pagar más por los precios que incluyen esas coberturas o el valor de la depreciación de activos. Asuntos contables.
Siempre han ocurrido catástrofes, el problema es que se multipliquen, explica Luiz Awazu Pereira Da Silva, autor del documento referido y directivo del BIS; eso afectará la salud del sistema financiero.
Los bancos centrales siguen planeando con experiencias pasadas cuando ahora deben extrapolar cálculos científicos por el cambio en el ecosistema.
Pronto podrían ser orillados a comprar bienes o activos que pierdan valor aceleradamente, antes de que afecten a instituciones financieras que en cadena golpeen el sistema en su conjunto, añadió en una entrevista.
Ya ocurrió en 2009, los bancos centrales corrieron a comprar bonos o pagarés en poder de bancos, cuando perdieron valor durante la Gran Recesión. No hacerlo implicaba el colapso, la desaparición de grupos financieros y con ello, la posibilidad de que la gente ya no pudiera pagarse entre sí. El virtual regreso al trueque.
Ahora el riesgo no está en malas inversiones hipotecarias como las de aquellos días.
“El aumento de la frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos podrían desencadenar cambios financieros no lineales e irreversibles”, expuso aparte en el prólogo del mismo texto del BIS, François Villeroy, gobernador del Banco de Francia.
Eso irremediablemente apunta a casos como el de Dos Bocas y por doble vía. Los mexicanos a través de Hacienda y su complicado tejido de financiamiento, están pagando la nueva refinería tabasqueña que costará unos 200 mil millones de pesos.
El problema principal es que la instalación en sí misma fue ubicada en un lugar de alto riesgo ambiental:
“Del litoral costero tabasqueño, la zona de muy alta vulnerabilidad es de unos 10 km, ubicada frente al sistema lagunar Mecoacán. Es importante destacar que dicha área se encuentra inmersa en la zona de influencia del puerto de Dos Bocas”. Esto lo publicaron científicos mexicanos del Colegio de la Frontera Sur y de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco… en 2015, tres años antes de que Andrés Manuel López Obrador llegara a la Presidencia. https://bit.ly/3f3r9QA
¿Qué pasa si como consecuencia del cisne verde esos fierros terminan afectados por tormentas e inundaciones que los inutilicen? Pemex no podrá pagar esa deuda a los mexicanos y el gobierno tendrá otras prioridades. Muchos podrían quedarse sin cobrar, bancos y proveedores incluidos.
¿Será Banxico el que salga con alguna herramienta para impedir que la falta de liquidez evite ese rompimiento? Parece ser ese el escenario descrito por Pereira y ese es sólo uno de los impactos financieros que puede traer Dos Bocas a la gente. El otro lo detallaré mañana. De todo esto el BIS ofrecerá conferencias a partir del 2 de junio. Permanezcan atentos a esta columna.
El autor es director general de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero.