Parteaguas

¿Por qué Nubank entrega tarjetas de crédito sin conocerlos?

A un mexicano se le ocurrió hace algunos años hacer una aplicación que facilitara el reconocimiento de caras, y ahora tiene una compañía que vale mil 250 mdd.

Las posadas convocan. No habrá virus que impida apapachos y reencuentros.

Imaginen que en ese contexto, uno de ustedes saca su celular para mostrar fotos antiguas en las que aparecen todos juntos, antes de la pandemia.

¿Compartirlas? Es posible, pero eso implica seleccionar cada una y abrir quizás el WhatsApp para mandarlas a un grupo y a otro, y luego saldrá otra amiga u otro individuo que también tiene fotos de todos y se arma un relajo que impide al final tener una colección ordenada de las imágenes en las que uno aparece con sus amigos.

A un mexicano se le ocurrió hace algunos años hacer una aplicación que facilitara el reconocimiento de caras en los archivos de un smartphone y luego compartir fácilmente esas imágenes entre sus ‘compas’.

Ese mexicano es Ricardo Amper y no hizo negocio con eso, al menos no exactamente. Su idea dio un giro y ahora tiene una compañía que vale mil 250 millones de dólares.

¿Por qué tanto? Porque evita que ustedes vayan a una oficina o sucursal a entregar un folder lleno de papeles para recibir a cambio una tarjeta.

Amper es un administrador de empresas por el ITAM que durante la pandemia se enfocó en conseguir capital para su negocio.

Hace apenas siete meses avisaba que ya había conseguido 25 millones de dólares.

“Incode Technologies, la siguiente generación en plataformas de verificación de identidad más robustas para empresas en el mundo, dirigida por el mexicano Ricardo Amper, anunció hoy una ronda de financiación de 25 millones de dólares serie A, liderada por DN Capital y 3L Capital con la participación de Framework Ventures, Walter Ventures, FJ Labs y DILA Capital”.

Pausa aquí. Incode consiguió el dinero porque la tecnología que comenzó con un asunto para amigos, derivó en una que hace posible identificarles oficialmente ante los bancos usando una credencial y una ‘selfie’.

Él se encarga de identificar su cara y sus documentos en una base de datos que coteja la información y teje el lazo de confianza.

“Si no puedo hacerlo con mi celular, no me interesa”, reza una campaña de Banorte en Facebook, con la que promueve ahora sus tarjetas de crédito mediante trámites en línea. Ese banco está entre los clientes de Incode. También lo están Sabadell, Citi y… Nubank. Ojo con este último.

“Vi la campaña en Facebook, me metí, me pidió una foto mía tomada con el celular, otra de mi INE y en una semana ya tenía mi tarjeta de crédito que llegó por paquetería en un sobre que decía ‘El futuro es morado’”, me contó un amigo quien evidentemente corrió un riesgo. Allá ustedes, si hacen lo mismo.

El caso es que él obtuvo su tarjeta y resolvió un problema. El banco ganó un cliente.

Hay otra conexión importante entre Incode, del mexicano Amper, y Nubank, un nuevo banco internacional de origen brasileño que por cierto, desde ayer cotiza en Wall Street, en donde sus acciones ganaron casi 15 por ciento de valor en un solo día. Esa conexión entre ambos es Softbank.

Esta semana, Incode informó lo siguiente cuando divulgó que la compañía levantó 220 millones de dólares en capital por una parte de sus acciones, por lo que al total de la compañía se le confiere un valor de mil 250 millones:

La ronda fue liderada por inversores destacados que confiaron en nuestra visión: General Atlantic y Softbank Group Corp. con inversión adicional de instituciones financieras de primer nivel JPMorgan Chase & Co., Capital One y Coinbase.

Softbank, basado en Japón, fue también una de las empresas que se asociaron con Nu, recibiendo críticas constantes porque su fondo de capital de riesgo, Vision Fund, que suele hacer estas apuestas, reporta pérdidas en estos días. Los críticos, cortoplacistas, pierden de vista el horizonte.

Este viernes, Nubank, fundado por David Velez hace apenas ocho años, vale 47 mil millones de dólares; el grupo financiero japonés seguramente levantará utilidades, como seguramente espera hacerlo con Incode, del mexicano Amper.

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