Todo está a punto de ocurrir y el oro cobra relevancia, de nuevo. El esperado final de la pandemia; la posible guerra en Europa; el cambio de legisladores en Estados Unidos y en ese mismo país… el posible final de los ‘dólares baratos’.
Esto último es quizá lo más intrincado. La Reserva Federal prepara el ascenso en sus tasas de referencia. Cuando ocurra, los bancos pagarán más a quien ahorre en ese país, por lo que muchos podrían comprar dólares para aprovechar el beneficio.
¿Qué pasa cuando muchos quieren la misma cosa? Sube de precio.
El idilio que los economistas mantienen con los eufemismos, provocó que la casa que imprime los dólares en el mundo explicara su situación así, ayer:
“Al evaluar la postura apropiada de la política monetaria, el Comité continuará monitoreando las implicaciones de la información que recibe en torno al panorama económico. El Comité estaría preparado para ajustar la postura de la política monetaria según corresponda si surgen riesgos que podrían impedir el logro de (sus) objetivos”.
Uno de sus principales objetivos es impedir que se le dispare la inflación. Ésta se eleva cuando es barato comprar cosas. Acá en México lo entendemos muy fácil con una frase: ‘meses sin intereses’.
En el país vecino llevan desde 2009 con una política de ‘meses (casi) sin intereses’, pero en todo, debido a que la Reserva Federal ha mantenido bajas sus tasas para levantar la economía desde el lejano año en que reventó la Gran Recesión iniciada por Lehman Brothers.
Sumen a eso que el gobierno estadounidense repartió toneladas de dólares a domicilio durante la pandemia, y lo que tienen es a más de 300 millones de personas con tarjetas de crédito y dinero subiendo el precio de todo lo que compran ellos… y ustedes.
La Reserva Federal analizará el ritmo de la pandemia, la creación de empleos y la situación financiera internacional, ya dijo. Su presidente añadió que a ojo de buen cubero, sí hay margen para elevar las tasas pronto.
Eso puede detener las compras de muchos y motivar que otros guarden dinero. Bien por ellos.
En lo que se deciden allá, acá las olas ya provocaron que el dólar subiera 32 centavos en un mes; ayer coqueteaba con los 21 pesos.
Pero eso es solo uno de los factores que pueden mover el escenario de 2022, que para no apagar el drama, ahora plantea hasta escenarios bélicos de gran dimensión.
Ayer, mientras Ucrania esperaba que los alemanes llegaran con un embarque de armas que asusten a los amenazantes rusos, los germanos enviaron mensajes acerca de su interés por apoyar el crecimiento de producción e importaciones de hidrógeno ucraniano.
Al parecer, los alemanes no quieren problemas con la gente que les surte hoy el gas, y su reacción solo alcanzó para sacar un pañuelo y simular una bofetada que diera la idea de que en el futuro no necesitarán los hidrocarburos que les provee la hueste de Vladimir Putin.
En otro frente, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, parece encarar una creciente ola de animadversión, con culpa o sin ella, lo que complica el escenario del vecino, previo a elecciones.
Aquí en tierras de un Palacio Nacional cuyos ocupantes entienden poco de economía y menos de mundo, los mexicanos deben, de nuevo, decidir a qué santo le rezan.
¿Qué hace la gente cuando la incertidumbre reina? Goldman Sachs salió a decir que ante la situación, el oro puede subir de precio. No lo expresó así, pero es lo que quiso decir.
En 12 meses podría estar en 2 mil 150 dólares por onza, lo que de cumplirse, implicaría un ascenso de 18 por ciento para este metal, respecto al nivel de este miércoles.
El año pasado el oro redujo su precio, expuso el banco, porque la ola de crecimiento económico motivó que el dinero se fuera de compras, tanto de cosas como de acciones de empresas. Ahora es distinto.
Ojo, es el mismo banco que advirtió hace poco que el oro compite con criptomonedas como el bitcoin como guarida ante las crisis. Ustedes deciden.