Parteaguas

Las baterías de autos eléctricos ya se reciclan, ¿y...?

Las baterías, oficialmente, ya empezaron a reciclarse, lo que puede abaratar sus materiales y acelerar el cambio del parque vehicular en algunas ciudades.

Quizás este asunto está hoy al final de la lista de la agenda de funcionarios públicos y empresarios.

Parece superficial, pero es una pieza que puede impactar a México de manera inesperada. Esta novedad acelerará más el cambio del parque vehicular en las ciudades: las baterías, oficialmente, ya empezaron a reciclarse. Esto puede hacer más baratos sus materiales. Litio y níquel incluidos.

Es también, comprensiblemente, un asunto aparentemente lejano. El reciclaje de baterías, bien reclamado por los detractores de los coches eléctricos, ya ocurre en Estados Unidos, no de este lado de la frontera. ¿Pero quién produce muchos coches que allá circulan? ¿Seguirá Ford, Nissan o KIA fabricándolos en Nuevo León o en el Bajío?

¿Quién recicla ya baterías? Redwood Materials, la startup fundada por el ex-Tesla, JB Straubel.

Esa compañía que hasta antes de este mes sólo trabajaba con vehículos producidos por la hueste de Elon Musk, lanzó un programa para vehículos eléctricos en California con Ford y Volvo como socios inaugurales a medida que aumenta la presión para obtener materiales para vehículos eléctricos, informó Tech Crunch ayer.

En el país vecino, los vehículos eléctricos ya representan 11 por ciento del total del mercado. Poco relevante parece el asunto en México, en donde de enero a noviembre de 2021 solo fueron vendidos 900 de estos coches, lo que representa menos del 0.1 por ciento de los coches vendidos, de acuerdo con la AMDA. Nuevamente, esto podría confundir, por eso urge poner atención.

Redwood trabajará con distribuidores y desmanteladores en California para recuperar paquetes de baterías al final de su vida útil en vehículos híbridos y eléctricos.

Straubel dijo que el programa será gratuito para quienes entreguen las baterías. El costo de recuperar, empaquetar adecuadamente y luego transportarlas a las instalaciones de reciclaje de Redwood en el norte de Nevada será compartido por la startup junto con los socios Volvo y Ford.

Aceptarán todas las baterías de níquel y de litio en el estado, independientemente de la marca o el modelo del vehículo, informó Tech Crunch, medio basado en California.

Esta empresa nació en la imaginación de un exempleado de Tesla, la compañía que fabrica los vehículos más estadounidenses, por el número de piezas que proceden de ese país. Fue creada en Estados Unidos, en donde cumple con una parte fundamental de la cadena de suministro.

Otro punto a su favor está en que ayuda al discurso de economía circular que requieren con urgencia empresas fabricantes de coches para que sus productos entren sin problemas a países bien regulados particularmente en Europa.

En pocas palabras, abona a los criterios de ESG (Cuidado del medio Ambiente, la Sociedad y el Gobierno Corporativo en las empresas) demandados por bancos centrales, bancos comerciales y fondos de capital privado para sus nuevas inversiones.

¿Por qué los demandan? Porque las empresas que cuidan de esos factores tendrán menos problemas y tienen más posibilidades de durar más y entregar, por tanto, más dinero en el largo plazo a sus accionistas y mejores salarios a sus empleados.

Eso quita estrés al mercado financiero, golpeado por la pérdida de valor de activos en su poder: ductos que se paralizan por heladas, centros comerciales que se inundan, empresas cerradas por el reclamo de trabajadores maltratados. La advertencia la lanzaron el año pasado Christine Lagarde, del Banco Central Europeo y Agustín Carstens, del Banco de Pagos Internacionales en un evento denominado The Green Swan, que alude a la teoría de los ‘cisnes negros’, eventos inesperados de alto impacto, como la presente pandemia. Green o verde, en este caso, fue un color elegido porque los golpes que esperan vienen del medioambiente.

Por eso el hecho de que sea ya factible el reciclaje de baterías automotrices a nivel industrial es una buena noticia para el medioambiente, pero también es un aviso de que las cadenas de suministro que ahora requiere el mundo, se están instalando fuera de México.

Si en el país las pequeñas, medianas y grandes empresas que hoy se involucran en la producción de un coche o una máquina permanecen ajenas a exigencias urgentes, los pronósticos no pueden ser buenos.

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