Este fin de semana sacarán de nuevo el catálogo. En la pista nueva de Miami, un carrusel de millonarios coches de Fórmula 1 exhibirá entre otras cosas una lista de marcas que Ayrton Senna o Niki Lauda no comprenderían.
OKX, Bybit, Floki, Binance, Crypto, FTX, Velas, Fantom, Tezos… ¿Qué diablos es eso?
Lo que urge es hacer una clara división, de inicio: una cosa son criptomonedas y otra son las tiendas en las que pueden comprarlas.
En un mundo tradicional, las divisas son el peso, el dólar, la libra o el euro, entre otras. Éstas representan el valor de lo que producen naciones como México, Estados Unidos, el Reino Unido o la Europa que inexplicablemente abandonaron los ingleses.
Las tiendas para adquirir sus monedas son los bancos o las casas de cambio.
En la dimensión digital del blockchain, las monedas son el bitcoin, el ether o sand, que pueden operar en los ‘países’ de Ethereum o Sandbox.
En la intangibilidad del mundo digital que portan ustedes en su smartphone, los establecimientos para comprar esos activos son llamados exchanges.
Busquen en la tienda de aplicaciones de su teléfono las marcas OKX, Bybit, Binance, Crypto o FTX. Cada uno de esos negocios ya patrocina un equipo de Fórmula 1: McLaren, Red Bull, Alpine, Aston Martin y Mercedes, respectivamente.
“Para reconocer la escala de la participación de Bybit, se unirá como socio principal del equipo de Oracle Red Bull Racing, la primera vez que se crea un nivel de asociación de este tipo con el equipo”, informó el equipo del mexicano Checo Pérez.
“Bybit trabajará con el equipo en una variedad de iniciativas inspiradas en las criptomonedas, desde la criptoalfabetización hasta la promoción del crecimiento de las tecnologías ecológicas”.
¿Qué es lo que ven los patrocinadores en esta competencia?
Claro, está el asunto de que con precios de boletos que fácilmente superan los 10 mil pesos por carrera, esta organización convoca a la parte de la sociedad con más capital disponible para invertir y poner en riesgo al comprar estos bienes invisibles.
Pero hay otro asunto. Guardando las proporciones del esfuerzo físico al que es sometido un piloto en cada curva y frenada, otros elementos de este juego pueden replicarse en casa:
Un volante, unos pedales, una computadora y una pantalla que ofrezca una sensación similar a la de deslizarse sobre el Autódromo Internacional de Miami, requieren una inversión apenas superior a lo que cuestan dos entradas para una competición.
Además, Lando Norris, de McLaren, y el líder de la competencia de este año, Charles Leclerc, de Ferrari, participan en carreras en línea que transmiten por la vía de sus redes sociales a las que todos tienen acceso.
El videojuego oficial de Fórmula 1 –EA Sports F1 22– de la que ambos son imagen oficial, permite competir durante horas en casa como lo hacen esos dos conductores.
Eso motivó la creación de una liga profesional de deportes electrónicos (Esports) en la que las divisas que cuentan son justamente las electrónicas que pueden transferirse rápidamente a los participantes gracias a los exchanges. El campeón del año pasado, Jarno Opmeer, tuvo acceso a un premio equivalente a unos 750 mil dólares.
Hacerse notar en ese ambiente es especialmente útil para quienes compiten con su propia ‘nación’, con el interés de competir con Ethereum.
“A partir de la próxima temporada, Velas, un proveedor de productos y servicios digitales, se convertirá en socio del equipo de carreras de Fórmula 1 de Ferrari”, informó la firma automotriz italiana el año pasado.
“Además, Velas será el patrocinador principal de Ferrari Esports Series, la serie online monomarca del Cavallino Rampante, y del equipo de Esports que competirá en la F1 Esports Series”.
El metaverso está en formación y no es solamente el soñado por el polémico Mark Zuckerberg, creador de Facebook. Varios exchanges y la Fórmula 1 tienen su propio camino.