Parteaguas

¿Un título universitario o cursos en internet?

Formarse como expertos de primera línea, desde una cafetería o sentados en la sala de la casa, es ya una realidad constatable.

Un ingeniero, sin duda, un ingeniero titulado pedirá, quien quiera construir una casa o un edificio nuevo. ¿Pero qué solicita aquél que requiere un head of marketplace?

La necesidad de ciertos títulos profesionales se desdibuja en varias posiciones, particularmente las nuevas y mejor pagadas.

Si no todos, la mayoría de los negocios requieren un marketplace. Los pequeños comerciantes lo saben y lo usan.

Revisen todo lo que se vende en su colonia, dando click en el ícono que Facebook tiene para esa actividad. Amazon y Mercadolibre nacieron y prosperaron basados en esa herramienta.

En la Ciudad de México, Uber tiene una plaza abierta para un head of marketplace. ¿Requisitos? Experiencia en business analytics, liderazgo, administración de proyectos, apetito por la toma de riesgos y una lista que no incluye un título. Quieren dar un empujón a su proyecto de Uber Eats.

No informa el salario, pero es posible que esta empresa pueda pagar unos 150 mil pesos mensuales por esta posición, a decir de información de puestos similares recogida por Glassdoor, compañía de recursos humanos.

Wework, una empresa de reciente creación dedicada a una actividad tradicional como la renta de espacios de oficinas, requiere una persona bajo el cargo de “account manager” o gerente de cuenta, a la cual tampoco solicita, al menos vía Linkedin, un documento que valide estudios universitarios.

Este fin de semana conversé con un joven abogado, experto en videojuegos y dueño de aficiones tan atípicas como la cría y venta de reptiles del color de una zanahoria. El colorido individuo se hartó de los salarios que le ofrecieron como recién graduado en despachos legales.

Ahorró lo suficiente para sobrevivir dos años y durante ese tiempo tomó cursos por internet hasta que entendió de programación en Java Script y en Python, entre otros lenguajes. Hoy trabaja para una empresa estadounidense desde México y reporta a un jefe instalado en Turquía.

Dice que lo que más le sorprende es haber conocido métodos de trabajo eficientes, incomparables con las prácticas de la abogacía nacional.

Ahora sus jefes le ofrecen un puesto de trabajo que lo pondría del otro lado de la frontera norte. “Ni de loco lo tomo -advierte-, estando acá, ganando en dólares, está mucho mejor. Si me voy para allá tengo que pagar también en dólares y se acabó el chiste”.

Conviene aclarar las cosas. Las universidades son útiles. ¿Pero están actualizados todos sus profesores? ¿Qué porcentaje de ellos entiende de la ciencia de datos que aplica para todas las prácticas? Absolutamente para todas.

Los cursos en internet ofrecen esos conocimientos y en una suerte de autoalimentación, lo que enseñan les cambia el negocio.

¿Qué tiene más futuro, la educación ‘sincrónica’ o la ‘asincrónica’?, pregunté a Diego Olcese, fundador de la plataforma de educación Crehana, una latinoamericana que compite con Coursera. El equipo de Olcese ahora firma contratos de capacitación de empleados con gigantes tecnológicos y muta en compañía de talento.

Parecen muy técnicos ambos términos, pero sintetizan la diferencia entre aprender dando play a videos de YouTube ‘asincrónicamente’, o en el otro caso, en sincronía con un profesor que en línea resuelve dudas en tiempo real vía, digamos, Zoom.

Olcese respondió sin dudar: la sincrónica. ¿Pero un proyecto de este tipo puede crecer rápidamente y ser escalable?, cuestioné ante la dificultad de coordinar la agenda de cientos o decenas de profesores listos para la hora que los necesiten sus alumnos.

Totalmente, dijo el entrevistado. Para ello está la inteligencia artificial.

La compilación de preguntas y respuestas frecuentes de alumnos y profesores, registradas y ordenadas, pueden introducirse a nuevas computadoras que resuelven problemas en fracciones de segundo, completan una opinión con conocimientos vertidos en internet y pueden responder ahora como un humano, o mejor.

Ignoro si Olcese tendrá razón en el futuro, pero entre quienes contratan gente, son cada vez más valoradas las habilidades sobre los títulos. ¿El escenario ideal? El complemento.

El autor es director general de Proyectos Especiales y Ediciones Regionales de El Financiero.

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