¿Puede ser? Estados Unidos es la potencia, pero México tiene al presidente localmente poderoso. Resulta que ahora mismo, en materia de negocios, el presidente mexicano podría ayudar más a su vecino que viceversa, en asuntos de corto plazo.
Mañana conversarán los dos mandatarios. El presidente Joe Biden opera en una democracia que lo puso en el fuego por un problema: la inflación. Hay otro asunto sobre su escritorio igualmente importante, más técnico y aquí lo expondré mañana. En ambos necesita ayuda. Va el primero.
Andrés Manuel López Obrador, jefe del Poder Ejecutivo en México, tiene a su favor a la mayoría de los electores en México, quienes perdonan todas sus fallas.
Su popularidad le permite influir en la agenda de mexicanos de ambos lados de la frontera.
Biden necesita gente, muchos trabajadores inmigrantes. La necesitan los más poderosos empresarios de su país a quienes simplemente no les alcanza con la que hay allá para llenar todos los puestos de trabajo que tienen vacantes.
“Según las últimas cifras de empleos de la Oficina de Estadísticas Laborales, Estados Unidos tiene 11.3 millones de empleos abiertos, pero solo 5.9 millones de personas desempleadas. Eso es casi el doble de puestos vacantes que personas disponibles para ocuparlos”.
La frase anterior no proviene del gobierno o de una de esas organizaciones que gustan de analizar números. Es del grupo empresarial más grande del país vecino: la US Chamber of Commerce o Cámara de Comercio de los Estados Unidos, que es el equivalente al Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en México.
Ese gremio, indirectamente quita y pone gobernantes a través de apoyos a sus campañas. En la más reciente se inclinaron abiertamente en favor de los Demócratas y estos ganaron.
La agrupación soltó el jueves un informe llamado ‘Cómo solucionar nuestra escasez de trabajadores puede combatir la inflación’, documento que incluye la frase expuesta antes y explica cómo a medida que aumenta el costo de la nómina, las empresas elevan los precios lo más que pueden para mantener sus márgenes de ganancia.
La US Chamber es un grupo bien conocido por AMLO, pues tuvo reuniones con sus líderes en Yucatán desde el inicio de su administración sexenal, durante negociaciones para firmar el Tratado México Estados Unidos y Canadá, TMEC. ¿Lo recuerdan? Es el acuerdo comercial vigente que sustituyó al viejo TLCAN.
Esa cámara estadounidense quiere duplicar el número de trabajadores inmigrantes legales en ese país y propuso un plan de acción que incluye una reforma migratoria. Ésta incluye varias peticiones como la de duplicar el límite de visas de 140 mil, a 280 mil por año y la de no incluir en ese límite a esposas o hijos de los trabajadores como sucede ahora, pues obviamente reduce la disponibilidad para empleados.
Atención, lo que busca la US Chamber no se limitaría los beneficios a mexicanos u otros extranjeros que puedan ocupar puestos en fábricas, hoteles o restaurantes. La exigencia a los legisladores es amplia:
“Proporcionar a los estudiantes internacionales que se gradúan de universidades de Estados Unidos más oportunidades para obtener tarjetas de residencia basadas en el empleo al graduarse”, expone el texto el plan llamado America Works Agenda.
“(También) mejorar y expandir las oportunidades para que los empresarios obtengan la residencia permanente para que puedan construir sus negocios aquí en los Estados Unidos”.
El presidente López Obrador celebra cada mes la llegada de remesas de paisanos que huyeron al norte para obtener trabajo ante la reducción de oportunidades en México.
Su gran habilidad política puede permitirle tejer un plan que contribuya en algo que ya no piden solo los grupos ‘liberales’, sino también los más conservadores, agrupados en la US Chamber of Commerce.
¿Puede ayudar AMLO a Biden a estructurar una urgente reforma migratoria que por obvias razones incluye a México? Mañana podría haber algo de luz al respecto.