Hoy es lunes, pero digamos que ya tienen planes para el viernes. Un día antes de esa salida, les piden en la oficina quedarse a trabajar el fin de semana porque hay retrasos.
Habrá quien acepte y otros que legítimamente rechacen el esfuerzo extra y de acuerdo con recientes estudios, cada vez son más los que seguirían con sus planes en lugar de descartarlos en ánimo de quedar bien con la compañía.
La más grande generación que tiene y tendrá México, es de todos los nacidos en este siglo, los centennials; sumados a los millennials, conforman un grupo que supera los 60 millones de individuos. Aproximadamente la mitad de la población nació de 1980 a la fecha.
Ese ejército contiene un montón de personas que posiblemente no entienden la razón del sacrificio de sus gustos y pasiones en ánimo de ‘ascender’ en su carrera, una premisa que sus padres asumieron como dogma.
En Estados Unidos el fenómeno ya tiene nombre y muchos videos en TikTok que lo explican: ‘Quiet quitting’, le llaman.
Es una la ‘renuncia silenciosa’ de personas que están dentro del equipo, pero hacen lo mínimo indispensable para obtener su salario y no más que eso. No dejan su puesto, pero renuncian al esfuerzo extraordinario que sus jefes daban por hecho como fórmula para trascender laboralmente. ¿Hacerme cargo de todos? ¿Ser jefa o jefe? ¿Para qué? ¿A cambio de qué?
“Hmm, ¿qué es ‘quiet quitting’?”… “Oh, establecer límites normales. Trabajar únicamente durante las horas que te pagan. Cuidar de ti misma… Ok, deberías hacer eso”, escribió una usuaria de Twitter identificada como @pati_gallardo, programadora de software.
La semana pasada, la consultora neoyorquina EY presentó los resultados de una encuesta hecha en México. Llamó al estudio: ‘Índice del consumidor del futuro’.
Sus resultados confirman tendencias que quizás están en las pláticas de café:
A la hora de comprar, los mexicanos dicen estar preocupados por el planeta y por su salud. Lo demás está en segundo lugar y eso incluye la sociedad, la acumulación de experiencias, incluso el dinero, pues aseguran que los precios no es su preocupación primordial.
Es un caso opuesto al de Estados Unidos, en donde este último rubro es el más relevante.
Pero al dividir los resultados por generaciones, resulta que los mexicanos más viejos, unos 12 millones nacidos poco después de la Segunda Guerra Mundial –los llamados baby boomers– sí tienen como prioridad la salud y los precios, en ese orden. Ya después vienen el planeta, la sociedad y al último… la acumulación de experiencias.
Entre los más jóvenes, los centennials, el orden de prioridades está acomodado prácticamente a la inversa respecto al que establecen los mayores, indican los resultados del estudio de EY (antes Ernst & Young): el medioambiente y las experiencias van primero; en un lejano tercer lugar queda la salud. Parte de esas ‘experiencias’ las encuentran en las redes sociales.
Las empresas que quieran vender deben observar esta tendencia con atención. Los market places van a cambiar en cuestión de meses. Si bien hoy ya la gente entiende el formato de Mercado Libre o de Amazon, esta última empresa dará un giro pronto, a decir de un piloto que prueba en este momento.
Lo llama ‘Inspire’ y copia el formato de TikTok, pero dentro de la aplicación de la compañía fundada por Jeff Bezos.
¿Por qué lo hace? Porque la red social creada en China parece estar a punto de poner a vender a sus ‘ticktokers’, directamente.
Las niñas, niños, jóvenes y madres que llenan esa aplicación de ‘experiencias’ grabadas en video, pronto podrán vestir un short o una sudadera, junto a la cual aparecerá un botón de ‘comprar ahí mismo’ usando una tarjeta de crédito.
Amazon podría ser la siguiente víctima de TikTok, que dio un puñetazo a Facebook, y todo porque su equipo quizás entendió un cambio generacional antes que el resto.