Hace mucho que los dueños de fábricas y el presidente no coincidían en un discurso. El mandatario y ese gremio opinan que vienen buenos años.
El mismo líder de facto de los empresarios nacionales, Carlos Slim, advierte de serias oportunidades que no están en camino, sino ya en operación.
¿Vieron los datos de Inversión Extranjera Directa? El gobierno avisó esta semana que este año, solamente de enero a septiembre, entraron 32 mil 100 millones de dólares. Si la tendencia se mantiene, en este 2022 tendremos un año récord.
¿Qué pasó? Ocurre que hasta ahora los estadounidenses no aflojan el paso en su interés por comprar de todo.
China, de a poco, parece enfocarse en las naciones que tiene cerca y que le son menos hostiles que Estados Unidos, país gobernado por un Joe Biden que ya, de plano, percibe en los chinos a un rival tecnológico, justo cuando el control de la tecnología brinda el control de los mercados del mundo. También de la propaganda y de la guerra.
Mexicanos invierten en fábricas para cubrir lo que no llega desde Asia y México recibe inversiones de extranjeros que perciben en eso una oportunidad de fabricar, otra vez, pagando salarios bajos.
Pero el lado positivo está en el dinero que llega en forma de plantas de producción, de máquinas, de oficinas y de salarios de unos 15 mil pesos mensuales.
El gobierno pronto recogerá impuestos de lo que vendan esas instalaciones. El presidente Andrés Manuel López Obrador recibirá y distribuirá 8.3 billones de pesos, de los cuales, 2.5 billones deben venir de quitarle dinero a empleados y patrones a través del Impuesto Sobre la Renta (ISR), de acuerdo con la Ley de Ingresos de 2023.
A nadie le gusta que le quiten. Por eso se llaman impuestos.
Si cae ese monto de ISR, representará casi 25 por ciento más que lo que estima la Ley de Ingresos de este 2022. Dicho de otra manera, solo de ISR habrán casi 500 mil millones de pesos más en 2023.
¿En qué será usado ese dinero? Hay que terminar una refinería, un tren, pagar pensiones crecientes… no existe un plan conocido y específico para alimentar mejor a los niños para que puedan aprender más, como lo sugiere, también, Slim.
Tampoco hay un programa de becas para mexicanos de alto rendimiento académico, ni para mantenerlos en casa. No hay para generar tecnología propia. La perenne abundancia se nos irá en los gastos del día, pues. Al menos en 2023.
Pero está cayendo un montón de dinero de inversión extranjera y en eso tiene buena parte de influencia la administración de López Obrador.
No ha desviado las tareas de la Secretaría de Hacienda; tampoco las del Banco de México. Eso brinda estabilidad económica y eso lo agradecen quienes ponen dinero en el país. Vaya, a veces con no hacer, también se hace algo.
El dinero que pone el gobierno activamente tiene un propósito que conviene recordar: es en buena medida para hacer más atractivo el sur y el sureste de México. Habrá que avisarles a los extranjeros, que a cuatro años de gobierno parecen no haberlo notado.
En 2021, para estas alturas del año habían llegado de afuera 2 mil 594 millones de dólares para esa región del fondo geográfico nacional: Campeche, Chiapas, Guerrero, Morelos, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán. Destaca este último, ahí la IED pasó de 66 millones a 515 millones de dólares de un año a otro.
¿En conjunto cuánto acumula esa misma zona en este 2022 de abundancia? Dos mil 295 millones de dólares, que significan 11 por ciento menos que el año pasado. Ojo, son los datos de López Obrador, repartidos por la Secretaría de Economía.
Percibo improductivo criticar todo lo que hace el presidente. Hizo algo muy bueno al poner en el centro de atención a los más pobres. Definitivamente el improductivo sistema partidista nacional encabezado por el PRI y el PAN mereció que se les apareciera un gigante como Morena que parece quitarles hasta la dignidad.
Pero también es digno de un presidente reconocer sus límites, y de Palacio Nacional no emerge información que evidencie una gran visión económica de largo plazo que permita anticipar para todos la prosperidad que deberían entregar estos años ‘de abundancia’, que ojalá se concreten.