Tal vez es porque ahora vemos todo, todo el tiempo. Un artefacto del tamaño de un jabón nos dice cada día lo que sucede en China, en Rusia, en Sinaloa o en Tepito.
Hoy estamos hiperinformados vía nuestros smartphones y como resultado, sufrimos de una mayor ansiedad.
La incertidumbre que siempre ha existido ahora nos incomoda más y queremos reducirla, por ejemplo, votando por gente que promete resolverlo todo, o con decisiones domésticas, contratando seguros.
No hacerlo deriva en la dependencia del IMSS, en el caso de los servicios médicos.
La cosa es que los seguros están subiendo de precio de un modo que merece plática.
“Es que los médicos cobran muy caro”, me dijo uno de los brokers con los que hablé recientemente.
Antes le había preguntado la razón de que una póliza de gastos médicos suba de precio 20 por ciento en un año; mi interlocutor añadió a los hospitales y los medicamentos en el costal de culpables.
Ustedes ya saben que el Inegi da seguimiento al precio de casi todas las cosas en México.
¿Qué dice de las pólizas? Oficialmente, que los servicios financieros y de seguros aumentaron sus tarifas 12 por ciento en un año contado hasta noviembre.
Incluyen datos muy generales, pero pueden brindar algo de validez a la versión del vendedor que me atiende.
¿Pero en serio es culpa de los médicos? El mercado está apretado para ese gremio.
Han proliferado consultorios de farmacia que ofrecen cuestionables servicios de gente en bata blanca que jura que esa copia de título en medicina por la Universidad de Petecbiltun, tiene validez.
Las consultas médicas subieron 5.5 por ciento en 12 meses, cifra que está por debajo de la calientita inflación general. Los medicamentos aumentaron 7.3 por ciento y la hospitalización en general, 5.1 por ciento. Recomendé al broker echar un ojo a la página del Inegi para que vaya cambiando sus argumentos.
Las empresas presentan escenarios optimistas. Consideren el ejemplo de la enorme Metlife:
“Las ganancias ajustadas de América Latina fueron de 164 millones de dólares frente a 31 millones en el trimestre del año anterior. Este sólido desempeño fue impulsado principalmente por una suscripción favorable y un sólido crecimiento del volumen”, dijo públicamente el mes pasado John McCallion, director de finanzas de la compañía aseguradora, en una conversación con analistas.
¿Puede lo anterior ser resultado de un temor a morir como consecuencia de malos cuidados en esta pandemia?
Puede ser, aunque él mismo destacó que las muertes relacionadas con COVID-19 en México se redujeron significativamente. Algo digno de análisis ocurre en el sector asegurador.
¿Por qué? Por el contexto. La clase media se defiende con todo lo que tiene, justamente para disminuir los efectos de problemas cuyo origen no puede controlar. Eso dice el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Su más reciente Reporte de Desarrollo Humano destaca que el mundo enfrenta… Tiempos Inciertos: Vidas Inestables, Dando Forma a Nuestro Futuro en un Mundo en Transformación. Ése es el título del documento.
En un capítulo alerta justamente sobre las tres “i” que pueden ayudar en esta circunstancia.
Son: Inversión, Seguros (insurance, en inglés) e Innovación.
“Contribuirán en gran medida a ayudar a las personas a navegar el nuevo complejo de incertidumbre y prosperar frente a él”, anticipa el organismo de la ONU.
Esta problemática ofrece también una ventana de oportunidad para renovar el sector asegurador en el mundo por la vía de la tecnología, “insurtech” le llaman a esta actividad, tal como resaltó el ambiente de las “fintech” hasta hace poco.
El aumento en los precios de los seguros puede ser el detonador de nuevas opciones en un negocio mucho más grande que las consultas de los médicos.