Parteaguas

Cinco minutos para entender lo de Tesla

Estados Unidos, China, Alemania y ahora México, son los países en los que se producirán los vehículos de la marca que ya cambió el negocio automotriz.

Esto no ha pasado en México. A Santa Catarina, ese humilde municipio que recibe a la gente cuando entra en coche al área metropolitana de Monterrey, deben llegar 16 millones de dólares diarios durante nueve meses, hasta completar 5 mil millones.

Hagan cuentas. En siete años acumuló 500 millones de dólares en inversiones que ya se veían bien.

De ahí, Elon Musk, el líder de Tesla, pretende que salgan los vehículos eléctricos más baratos que ha fabricado esa compañía.

Él anunció este miércoles su esperada quinta gigafactory del mundo ante los nervios de algunos mexicanos que observaron cómo el gobernador Samuel García metió gol en tiempo de compensación, después de tres horas del Tesla Investor Day.

Conviene tomar cinco minutos para entender la dimensión de la revelación.

Primero. Sí, es un asunto sin precedentes que puede cambiar la historia de México.

No es la primera fábrica de coches eléctricos en el país. Entre otros, Ford produce en México el Mustang Mach E.

Pero sí es en dinero, la inversión más grande jamás hecha para cualquier planta de fabricación de vehículos en el país. También será la que se construya en el menor tiempo, a decir de directivos de Tesla que ayer avisaron que hacer una de estas fábricas les toma nueve meses y medio. Es también la primera en México, montada en una estrategia que pretende cambiar el funcionamiento de la economía global.

“Una fábrica en México. Y un coche Tesla más asequible”, divulgó ayer The New York Times. Ya lo sabe el mundo.

Estados Unidos, China, Alemania y ahora México, son los países en los que se producirán los vehículos de la marca que ya cambió el negocio automotriz. Muchas inversiones vienen detrás de ésta.

Segundo. Los mexicanos producirán la parte más importante de la estrategia Musk.

Esta compañía produce el Model X y el Model S, que literalmente cuestan millones de pesos. Hasta ahora, los modelos más accesibles de esta marca son el el Model 3 y el Model Y, que rondan un millón.

Lo único que detiene a más gente de comprar un Tesla es el precio, dice Elon Musk.

Para eliminar esa barrera deben vender uno “barato” y cortar a la mitad la tarifa. Para ello, ya bajaron 30 por ciento sus costos de producción en cuatro años y los reducirán todavía 50 por ciento más. Ahí es en donde entra la “raza regiomontana” que cobra menos que los alemanes y los robots, que no comen ni salen de vacaciones. México será la fuente de coches eléctricos accesibles.

Tercero. Los coches son solo un engrane del plan de Elon.

El visionario líder de Tesla también vende baterías y ayer presentó datos que muestran que sacar al planeta de su dependencia de combustibles fósiles no es fantasía sino que consiste en un plan, “solo” se necesita el 10 por ciento del PIB del mundo y eso puede pagarse en 10 cómodas anualidades.

Son 10 billones de dólares (trillions) los requeridos por la humanidad para invertir en una cadena de suministro de minerales como el litio, níquel, hierro… materiales disponibles en el planeta, de los que nadie tiene el monopolio, y cuyas reservas crecen a partir del aumento en la demanda.

Luego, convertir eso en almacenes de energía del sol que alimenten coches, barcos y aviones. Fácil. Hay mucha gente incentivada para encontrar recursos. Y Tesla no es la única empresa involucrada.

Merece el beneficio de la duda, al final, el controversial petróleo evitó el agotamiento de la leña en el planeta y hoy eso luce como un hecho en torno al cual pocos reflexionan.

Antes de la manufactura, de Celaya solo sabíamos por sus cajetas. Hoy hablamos del Bajío como una potencia de mano de obra mundial. Monterrey ya era por sí solo un gran centro de manufactura. Tesla lo pone en el ojo de la nueva economía.

Depende de los regios convertir su tierra en una verdadera fuente de riqueza de nuevos negocios. Menos fierros, más acción.

COLUMNAS ANTERIORES

2025
¿Y la fortuna de Carlos Slim?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.