Parteaguas

¿Quieren prohibir TikTok?

Sucede que el director de TikTok, Shou Zi Chew, no pudo eliminar la narrativa en su contra: su relación con el Partido Comunista de China.

Este sábado por la noche casualmente me encuentro en un bar en el que platico con chavos veinteañeros que disfrutan del K Pop.

Preocupados comentan: ¿Prohibirán TikTok? Espero que no, parece ser su consenso. Atípicamente molestos protestan airadamente por una posible barrera a esa red social. Hoy esa pregunta está del lado estadounidense, pero pronto llegará a México.

Sin importar el partido político, en Estados Unidos, la mayoría de los legisladores del Congreso de ese país defiende la hipótesis de que el gobierno chino está orientando el modo de pensar de los usuarios a través de TikTok.

Si eso es cierto, los chinos podrían influir en las elecciones de la nación vecina al norte. ¿Podrían hacerlo en México?

Primero, lo de aquellos. Allá, el viernes los congresistas sentaron durante horas a Shou Zi Chew, un oficial del ejército de Singapur y economista por la University College de Londres, quien es el director de TikTok, una empresa que hace todo lo posible para evitar que la relacionen con su origen chino.

En resumen, los legisladores estadounidenses cuestionaron la capacidad de esa red social para detener posibles intereses del Partido Comunista de China. Especialmente ahora que su país y esa nación asiática pasan por días de confrontación.

¿Puede ver la gente en TikTok contenido relacionado con la matanza de estudiantes en la plaza de Tiananmen? ¿Hay algo acerca del genocidio de uigures, esa minoría musulmana que es adoctrinada en China? ¿Sus directivos tienen la orden del Partido Comunista Chino de mantener el algoritmo en la “dirección política correcta”?

Shou Zi Chew fue acorralado por preguntas continuas que perseguían un sí o un no en sentido contrario. Él, en muchos casos, salió por la tangente, con respuestas vagas.

No parece que hayan servido mucho sus promesas consistentes en cuatro puntos:

Seguridad para adolescentes estadounidenses, como una meta máxima; una barrera (firewall) a una intervención extranjera; defensa de la libertad de expresión y la apertura a un monitoreo constante por parte de un consejo externo independiente.

Tampoco progresó mucho con la difusión de esa inversión de mil 500 millones de dólares que hizo TikTok en esfuerzos de seguridad de datos bajo el nombre de “Proyecto Texas”, consistente en la contratación de casi mil 500 empleados y un contrato con Oracle, con sede en Austin, para almacenar los datos de los usuarios estadounidenses de esta plataforma.

A decir de las expresiones de los congresistas, esta red social podría enfrentar pronto la prohibición en Estados Unidos, en donde viven 150 millones de sus mil millones de usuarios.

Otra opción que permitiría la constancia en su funcionamiento allá es una venta obligatoria de sus actividades en ese país a una empresa estadounidense.

Sucede que el director de TikTok no pudo eliminar la narrativa en su contra: su relación con el Partido Comunista de China. La compañía pertenece a Bytedance, con oficinas centrales en Beijing, en la que a decir de la diputada republicana Cathy McMorris Rodgers, participa gente vinculada con ese partido.

Shou Zi Chew alegó infructuosamente que las acciones de la empresa matriz están en manos de inversionistas privados. Un 60 por ciento en poder de inversionistas institucionales, como grupos financieros internacionales.

¿Qué ocurrirá en México si los políticos estadounidenses deciden prohibir TikTok? Lo más probable es que aquí no haya reclamos hacia Bytedance y todo continúe como está.

¿En ese caso, qué van a decir ellos teniendo al sur del río Bravo un vecino bajo influencia china? ¿Qué puede pasar cuando todo lo anterior ocurre en la víspera de una elección presidencial en México?

Hace tiempo que las “benditas” redes sociales dejaron de ser un juego de niños. Y todavía no hemos visto en este país lo que se viene con Midjourney. De eso les contaré muy pronto.

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