Si no están casados con el pesimismo, se habrán enterado de una tendencia que venía creciendo hasta hace muy poco.
Quizás fueron reflexiones durante la pandemia. El caso es que hasta 2021, mucha gente se enfocó finalmente en revisar cómo salvar… a la gente.
Filipinas parece forrada en botellas de refresco y bolsas vacías de papas, de acuerdo con un reportaje de este fin de semana de The Washington Post, que muestra la pobreza que genera allá la mala disposición de basura, India enfrenta problemas similares y China ya casi acaba con sus reservas potables de agua. Acá en México ésta no sobra y ya no está claro cuánto tiempo le queda al Cutzamala.
Revisen el reporte del clima en su teléfono. Notarán cómo también les entrega un mapa sobre la calidad del aire y en éste continuamente dibujan una mancha naranja sobre el centro, el occidente y el norte de México.
Ustedes viajan gracias a la gasolina y cargan su celular con electricidad producida por gas, petróleo y derivados. Tienen suerte si reciben algo de una hidroeléctrica o una planta eólica.
¿Acaso nadie hace algo? Para ayudar con el lío está justamente esa tendencia llamada ESG (Environment, Social, and Corporate Governance), una iniciativa de cuidado al ambiente nacida hace casi 20 años en la ONU, pero que aceleró hasta esta década.
¿Qué obstruyó la visibilidad de los programas ESG?
Busquen en su empresa favorita. Digamos, Google, que forma parte de Alphabet. Para que su Gmail funcione, hay plantas eléctricas que consumen gas natural o carbón, a fin de que ustedes, en el otro lado del cable, guarden todos esos mensajes no leídos.
Cuando el mandatario ruso Vladimir Putin inició su injustificada guerra contra Ucrania, el gas se hizo escaso y el mercado del petróleo cayó en total incertidumbre. ¿Habrá suficiente? ¿Por cuánto tiempo?
Funcionarios y empresarios se enfocaron en garantizar el suministro y dejaron de lado el cuidado del medio ambiente. Con ello, las reglas que venían creciendo en contra de las emisiones, bajaron el ritmo de aprobación, particularmente durante 2022.
La Agencia de Información Energética de Estados Unidos vaticina que este año lleguemos a un récord histórico de producción de combustibles en el mundo.
Pero hay una corriente de mesura. Consideren como ejemplo las normas propuestas en el seno de la Securities and Exchange Comission (SEC), que es como el policía que cuida que las empresas se porten bien en el mercado de valores de Estados Unidos.
Influye en gigantes como Microsoft o Walmart, pero también en jugadores importantes mexicanos, como América Móvil o FEMSA, las más grandes de este barrio.
La SEC trabajó desde el año pasado en reglas que exigirán a las empresas colocar, abajo de sus reportes financieros, sus datos de emisiones. ¿Cuánto contamina usted?
Muchos parecían de acuerdo, incluso Larry Fink, el líder del influyente BlackRock, que concentra inversiones en todas las empresas relevantes del orbe. Hasta que las letras chiquitas mostraron que las empresas también deberían reportar el “Scope 3″, además del Alcance o Scope 2 y el Scope 1.
El Scope 3 involucra a clientes y todos los proveedores de las compañías. ¿Cuánto gastó en gasolina esa camioneta de DHL que lleva sobres al banco? ¿Cuánto, ese cliente que va en coche cada día por su Coca Cola?
Los inversionistas se opusieron a tales detalles para evitar la carga de la vigilancia sobre las empresas en las que invierten. Así, las reglas de la SEC que debieron estar listas en diciembre, aún no tienen para cuándo ser reveladas.
¿Qué sigue?
El empuje social. El optimismo está montado en estadísticas reportadas justamente por Google Trends. Esta herramienta revela que el número de personas que preguntan sobre ESG al motor de búsqueda más famoso del mundo, no para de crecer.
Particularmente, desde países como Hong Kong, Singapur y Suiza, en donde se concentran grandes grupos financieros.
México cuenta con reglas para castigar a las Afore que no consideren factores ESG en sus inversiones y Estados Unidos ahora prepara desde otras oficinas de gobierno nuevas reglas para contabilizar emisiones. La corriente de ESG parecía muerta. Más bien duerme y va a despertar. Cada empresa debe estar lista.