Algo raro está pasando en Houston, la capital petrolera de Estados Unidos. Esta semana un asunto salta de las pláticas entre nerds de la economía, a los ‘chats’ entre vendedores de petróleo y gasolina.
Lo empujan dos corrientes que si bien no deberían distraernos de los cambios políticos que se avecinan en nuestro barrio, tienen una influencia geográfica mayor que el efecto de una elección a la presidencia de México en 2024.
Primero la corriente de Agustín Carstens. El gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS) está metido de cabeza en el tema. Aquí he mencionado antes el “green swan” o el cisne verde traído al mundo durante la gestión de este mexicano en el banco que organiza a todos los bancos centrales.
Bueno, pues esta figura (el cisne) está de regreso.
El mundo de banqueros y líderes de empresas energéticas parece reconocer que no hay reversa y vamos hacia un planeta con candela. Por eso tal vez, el discurso que pretende detener el calentamiento global compite ahora fuertemente con el de una “transición” hacia las temperaturas más altas. El cambio climático es un hecho y ahora hay que ver si debemos comprar canoas.
Carstens y su equipo vienen advirtiendo desde hace tres años que a los cisnes negros que refieren problemas graves e inesperados como la pandemia, se les atravesarán cisnes verdes, de dimensión similar, pero de origen ambiental.
El cisne verde 2023
El programa de este año del BIS será cubierto el 31 de mayo y el primero de junio. Más allá de las fechas destaca en el programa su nombre: Climate transition in the real economy: what should central banks know about it?, que es algo así como… Ante la transición climática en la economía, mucha atención Banco de México.
Uno de los paneles al que convocan Carstens y su equipo es: “Impactos macroeconómicos de la transición y riesgos físicos: una perspectiva analítica”. No es el nombre más atractivo, pero en ese panel de cinco convocados participará un optimista: James Stock.
Este economista de Harvard anticipa que la tecnología va a sorprendernos con resultados, favorablemente.
“Si piensas en 2005… realmente no había buenas alternativas al carbón y al gas natural en el sector energético, y los vehículos eléctricos eran ridículamente caros, y simplemente no teníamos la tecnología”, dijo Stock el mes pasado durante un podcast de su universidad: https://bit.ly/3AIfYqk.
“Hoy todo es totalmente diferente, estamos analizando tecnologías, ya sean vehículos ligeros, solares o eólicos, y ahora cada vez más baterías, incluso baterías de almacenamiento en red, realmente se están volviendo mucho más rentables y, de hecho, están superando sus alternativas de combustibles fósiles. Así que ahora la pregunta es, ¿qué podemos hacer para estimular eso? En este punto, los subsidios pueden ser muy efectivos”, dijo Stock, aludiendo a los aprobados por la administración del presidente Joe Biden.
Los petroleros ahora buscan el Sol
El BIS tiene como base Basilea, un pueblo fronterizo de Suiza; a un vuelo de 12 horas de ahí está Houston, Texas, en donde ayer comenzó la OTC 2023, que reúne a los petroleros involucrados en el negocio de extraer recursos de las profundidades marinas. Es la Offshore Technology Conference 2023, que reúne a empresas enormes como BP, Shell o la bien conocida Baker Hughes, con perforadores y pequeños proveedores de equipos.
El programa lo dividieron en 10 tópicos, pero hay uno que reúne el 24 por ciento de todo el contenido que abordarán: Offshore Wind, Renewables, Carbon Capture, and Energy Transition.
¿Cómo es que en una conferencia dedicada a hablar de la explotación de petróleo en el suelo marino, la mayoría relativa de los temas a abordar tienen que ver con la “transición”? Prometo detalles.