No son semiconductores. Al menos en la lista que enviaron los directamente involucrados no apareció TSMC, y si TSMC no aparece, no existe una lista relevante de inversionistas taiwaneses de semiconductores.
Pero sí se pasean cerca del istmo representantes de empresas que hasta ayer valían en conjunto, cuando menos, 98 mil 238 millones de dólares, de acuerdo con los mercados de valores.
Eso solo considera a las que son públicas, que son la mitad del listado de 20 compañías que fue público desde ayer y cuyos directivos acompañan a burócratas mexicanos concentrados en convencerles de traer fábricas al país.
Esto parece que tiene que ver más (de nuevo) con nearshoring de manufactura, lo que no es necesariamente malo en una zona tradicionalmente olvidada por la economía nacional que ha consentido desde hace años a los estados del norte.
Veamos la lista, nuevamente. Entre los directivos turistas están los que representan a cuatro gigantes, uno de ellos bien conocido: Hon Hai Foxconn, que tiene enormes instalaciones de manufactura de electrónicos en Ciudad Juárez. Vale 50 mil millones de dólares.
Pegatron se cotiza en poco más de 6 mil millones de dólares y hacen sistemas computacionales para la instalación eficiente de fábricas. Ellos también tienen oficinas en esa ciudad fronteriza de Chihuahua.
Delta Solutions ayuda con asuntos muy vinculados a lo que hace Pegatron. Venden sistemas de automatización para plantas manufactureras, muy útiles ante la falta de trabajadores bien adiestrados, como es el caso desafortunadamente, de Oaxaca o Chiapas, en donde la CNTE prevalece en los salones de clases. Vale 25 mil 645 millones de dólares.
Unimicron es lo más parecido a una fabricante de chips, pues hace módulos internos de teléfonos o smartphones, por ejemplo. Ésa vale 9 mil 125 millones de dólares, todo de acuerdo con información recabada por Bloomberg.
También viene con ellos gente de Inventec, que hace computadoras y cosas similares y vale poco más de 5 mil millones de dólares.
¿A qué vienen?
Esto dijo el gobierno a través de la Secretaría de Economía:
“Durante los próximos días, esta delegación empresarial taiwanesa visitará varios parques industriales, consolidados y en desarrollo. En Hidalgo, se sostendrá una reunión con el gobernador Julio Menchaca; en Puebla, se realizará un encuentro con el gobernador Sergio Salomón; y más tarde, se compartirá con la delegación los incentivos que el Gobierno de México ofrece en el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT) para desarrollar el sur-sureste. En esta reunión estarán presentes el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, la titular de la Secretaría de Energía del Gobierno de México, Rocío Nahle, y el vicealmirante Raymundo Morales”.
El gran faltante: TSMC
Voy a especular. Si quienes vienen saben instalar fábricas y con ellos vienen aquellos que son posibles clientes que ya invirtieron en otras plantas de manufactura en México, no es de genios imaginar qué están haciendo por la zona todos sus directivos.
Es muy posible que en efecto, analicen costos y beneficios de producir en regiones de México desconocidas para buena parte del mundo.
Pero lo que cambiaría la ruta nacional sería la presencia de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company Limited (TSMC), una compañía que vale, apunte por ahí, 486 mil 818 millones de dólares y que hoy representa la principal fuente de conflicto entre dos naciones: China y Estados Unidos. Esa empresa posee la tecnología para poner un chip dentro de un grano de sal. Mucho poder, muy concentrado.
TSMC invierte en nuevas plantas de manufactura en Arizona, útiles para protegerse ante un eventual ataque chino en la isla de Taiwán, por ejemplo. Los chips pondrían a México en el centro de la vanguardia mundial y eso no ha llegado acá.