¿Qué les inspira? La nueva corriente del dinero que llega a los emprendedores puede explicarse justamente con la historia del mexicano Julián Ríos, inspirado por su madre.
Él cobró fama cuando siendo adolescente, inventó un brasier que ayuda a la detección temprana del cáncer de mama, del tipo requerido por su mamá, justamente. Así explicó a la BBC el origen de su invento:
“Mi madre tuvo cáncer de mama en dos ocasiones. En la segunda vez, la mamografía no detectó un tumor en fase 3 y le tuvieron que hacer una doble mastectomía. Me di cuenta que los métodos de detección eran muy falibles y me dediqué a buscar otra solución”.
Él creó Eva, una empresa de salud nacida justamente a partir de un sostén con biosensores que detecta cambios de temperatura en los senos y alerta de un posible tumor.
Su proyecto cumple con los requisitos que buscan hoy millonarios del mundo para invertir dinero cada vez más escaso para emprendedores: Eva resuelve un lío serio.
La empresa evolucionó y ahora corrigió problemas para valorar rápidamente la salud de personas en casos de riesgo. ¿Se acuerdan de las radiografías? Su sistema “PACS” elimina la entrega de resultados en placas, lo que promete reducir aproximadamente un 40 por ciento los gastos recurrentes de laboratorios, amén de bajar a un máximo de cuatro horas la entrega de resultados. Eso deriva en diagnósticos rápidos y baratos.
Consecuentemente, Ríos y su empresa están en el blanco de fondos de inversión:
“Eva, empresa mexicana desarrolladora de tecnología no invasiva diseñada para democratizar el acceso a la evaluación precoz del riesgo de cáncer de mama, recaudó 5.4 millones de dólares”, divulgó hace un mes la consultora Rión, Mergers and Acquisitions.
¿Se convertirá Eva en ‘unicornio’ y valdrá mil millones de dólares? Difícilmente. No tiene siquiera su futuro asegurado. Los inversionistas incurren en riesgo al confiarle dinero.
¿Conviene a Ríos echarse al cuello a ambiciosos administradores de capital que revisarán hasta sus pestañas permanentemente? ¿Les convendría a ustedes para su proyecto?…
Hace dos años, quienes tenían millones en su cuenta recibían tan bajos intereses, que preferían ponerlo a disposición de administradores de “canastas” de dinero, fondos de capital especializados en invertir en proyectos ambiciosos, pero riesgosos.
Nacieron en México “unicornios” como la vendedora de criptomonedas Bitso, o Clip, el dispositivo naranja que permite a changarros cobrar con tarjeta.
Pero en 2023 los millonarios del mundo tienen más opciones para invertir que en 2021. Revisen los “pagarés” que promueven en las sucursales. Los bancos en México ofrecen tasas anuales del 10 por ciento que superan la inflación, además con riesgo casi nulo.
¿Por qué los más ricos habrían de invertir hoy en pequeñas empresas cuyo futuro es incierto? Ahí está la cosa. Lo hacen solo cuando la oportunidad es más clara o evidente.
La intención de invertir en tecnología ha disminuido, pero ha crecido la de apostar por “tecnología profunda” o deep tech. La semana pasada publiqué aquí artículos al respecto.
La tecnología profunda no es quizá para entusiastas mercadólogos, sino para quienes saben bien de ingeniería o de ciencia y están inspirados legítimamente para solucionar un problema grave relacionado con la salud o la contaminación, por ejemplo.
Pero ellos toparán con los mismos personajes que enfrentó la anterior ola de emprendedores, con la diferencia de que hoy los inversionistas tienen más poder.
¿Conviene acercarse a fondos de capital? Óscar Castillo fundó compañías como Dada Room. Él propone hacerse preguntas como éstas, antes de tomar la decisión de acercarse al venture capital: ¿Es tu negocio increíblemente escalable? ¿Tu negocio requiere escala para tener éxito? ¿Te importa ceder el control?¿No te importa tratar e informar continuamente a inversionistas profesionales?. El resto de las preguntas las pegué en mis redes sociales.
Si la respuesta a éstas es sí, entonces es más prudente buscar capital entre fondos de inversión. De lo contrario, ustedes u otros emprendedores pueden estar en dirección a una ruta de gran estrés y frustración, más que al tipo de éxito que anhelan. Hoy el mercado es de los fondos de inversión y tardaremos en ver otro unicornio mexicano valuado en mil millones de dólares.