Parteaguas

Los jefes se salvarán de la IA, ajá

No iba a pasar mucho tiempo para que las bases de datos se juntaran con la IA generativa. Ahora, los dueños de la empresa solo tienen que dar instrucciones para conseguir respuestas.

Las máquinas suelen sustituir a gente que hace trabajos aburridos, como barrer los pisos. La inteligencia artificial (IA) es otra cosa. Es como competir con nuevos cerebros que no conocíamos.

Ya van por los que quizás ganan unos 500 mil pesos mensuales y revisan estrategias para bajar costos o vender más productos que no salen del inventario. Pueden sustituir tareas del CEO… ¿Puede acabar con el puesto del CFO? Ellos pueden defenderse. ¿Qué harán?

Quienes leen sobre el tema saben que desde hace años creció la tendencia del big data. Cuando empezó este siglo, las cámaras de video del casino del Harrah’s en Las Vegas empezaron a contar sonrisas. Literalmente.

Presencié una conferencia de tecnología en esa ciudad. Sus asesores presumieron que monitoreaban a clientes sentados en las máquinas tragamonedas (ignoro si lo siguen haciendo). Cuando la gente está aburrida no sonríe, entonces es momento de aumentar los premios o crear una promoción de cervezas. El uso del big data llegó acompañado de la “data science”, la ciencia de datos que hizo útil la información.

Esa ciencia incluyó instrucciones para que las máquinas aprendieran patrones y comportamientos, con el machine learning. Con ese aprendizaje los matemáticos e ingenieros prepararon instrucciones, los algoritmos entregaron herramientas basadas en inteligencia, pero inteligencia artificial, mucho más rápida que la humana.

Entre esas herramientas nació la que es propiedad de la compañía Open AI, ChatGPT, de la que hoy el mundo conoce su cuarta versión: la inteligencia artificial generativa más potente.

Todo ese cuento es para decirles que hoy no es necesario ser ingeniero para usar esos robots invisibles. Cualquiera que sepa razonar una instrucción y explicarla hablando o escribiéndola, puede hacer solicitudes a ChatGPT. Ajá, pero ChatGPT tiene limitaciones…

Varias empresas ahora unen las piezas para que no solo escriba un ensayo sobre el origen del mole oaxaqueño o la historia de Francia, sino para que se meta a los datos de la empresa y presente un plan de mejora inmediata. Todo, conversando con la “compu”.

Solo necesita información que quizá ya tiene. ¿Cuántos productos hay en el almacén? ¿Quiénes se encargan de hacerlos y de venderlos? ¿Qué miembros del equipo llegan a tiempo, no faltan y ayudan a vender o producir más? ¿Quiénes están en áreas que no dejan dinero? ¿Cuánto vendimos cada mes? ¿Cuánto gastamos y en qué?. Todo lo anterior, sumado a informes públicos de finanzas y economía.

Con esos datos, solo falta que el dueño o los accionistas hagan su petición, pensemos, cuando las cosas van mal:

“Haz una estrategia que aumente la productividad, reduciendo costos en compras y en recursos humanos, enfocando el negocio en los productos más exitosos y rentables. Suma una estrategia de marketing para la Ciudad de México, Tijuana y Monterrey”.

La inteligencia artificial entregará un plan en… ¿tres minutos?... sin descanso, cualquier día de la semana. No hay vacaciones.

¿No son éstas parte de las tareas que involucran al director de operaciones, al de finanzas y al director general y que pueden tomar semanas? ¿Cuántos alumnos de universidad creen prepararse hoy para esos puestos?

Atención, esto no es el futuro. Es el presente desde noviembre, cuando fue presentado ChatGPT4. Es una de las propuestas de gigantes como Cognizant o Accenture, pero también de compañías como Manhattan Associates, relativamente pequeña, pero propiedad mayoritariamente de un par de monstruos llamados BlackRock y Vanguard.

¿Han caído en la trampa de esa máquina de vender plástico llamada Miniso? Manhattan les vende herramientas. A ellos y a la cadena mexicana Chedraui, por ejemplo.

No iba a pasar mucho tiempo para que las bases de datos se juntaran con la inteligencia artificial generativa. Ahora, los dueños de la empresa solo tienen que dar instrucciones para conseguir respuestas. Todo lo que pueda resumirse en datos puede ser mejor en días. Todos los directores están en riesgo desde este 2023. Ellos, o su equipo más cercano.

Todo lo anterior está basado en información vigente hasta ayer.

Pero justamente esta semana, Google respondió. Esta compañía contraataca renovando Bard. ¡Está pasando tanto y tan rápido!… mañana seguimos.

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