Casi todos en México saben quién es Joe Biden y es probable que hoy estén más al tanto de quién es el argentino Milei, pero intenten decir el nombre del mandatario en Honduras. Plot twist: no es ‘presidente’.
Hay una suma de circunstancias de las que ustedes deben enterarse de que están cambiando las cosas al sur, muy al sur, mientras muchos voltean a ver a Monterrey como beneficiado innegable del nearshoring.
La cosa es que hay tanto, que derrama hacia ‘abajo’ al punto que GK Global, una empresa hondureña, analiza en estos días la instalación de un parque industrial en Tabasco y varios chinos motivan el análisis de otro enorme en Yucatán.
Ahí no para. De a poco, la llegada de fábricas parece agotar el personal calificado disponible en México.
No hay gente suficiente para tanto trabajo. No solo en Monterrey… tampoco en Ciudad Juárez.
¿El sur da señales de vida, finalmente? Es necesario ver algo que a algunos les cuesta trabajo reconocer. La infraestructura del país sí está creciendo en donde no había crecido.
Ductos de gas en Veracruz y en Tabasco que alimentarán hasta Cancún, dos plantas de generación de electricidad, energía renovable y un nuevo puerto en Yucatán, amén de un tren de carga en toda la península sureña…
Luego está algo que no controlamos: el traslado incesante de centros de producción desde Asia a Norteamérica, que como fichas de dominó empujan una cosa y la que sigue.
Gustavo Raudales empezó a trabajar hace 17 años en GK Global, una de las compañías más grandes de San Pedro Sula, que en esos días se concentraba primordialmente en fibras y textiles para venderlos en Estados Unidos.
Esos trabajos le permitieron dominar la logística desde el hondureño Puerto Cortés hasta Houston, lo que aprovechó para negocios agrícolas.
Todo eso hizo dueño a ese corporativo de propiedades que lo llevaron a la actividad inmobiliaria, que a la postre la pandemia convirtió en una empresa de servicios para sus inquilinos extranjeros, por ejemplo, de telemarketing; un giro que a petición de sus clientes derivó en proveeduría de tecnología para la producción de software por parte de este conglomerado centroamericano.
Ahora se preparan para la manufactura de insumos para coches eléctricos, como cables y arneses, y por eso revisan opciones de instalación de infraestructura industrial en Campeche.
Las piezas para coches las necesita Tesla. ¿En dónde? En Monterrey. Y es ahí en donde todo cobra más sentido.
Tesla, Ford, GM… Las grandes productoras de coches llevan años en México y con la llegada del nearshoring requieren de más personal capacitado que no abunda ya en el norte de México.
Ellos y sus proveedores van a buscarlo al sur. Accenture, la principal proveedora de servicios de digitalización en el mundo y que atiende a ‘monstruos’ de ese tamaño, abrió por primera vez oficinas en un moderno edificio de Mérida, en donde se prepara para contratar cinco mil personas. Apenas van 200, aproximadamente.
Esa ola no paró en el país y ya va en Centroamérica. Desde Honduras, Gustavo Raudales dice que las empresas ‘Tier 1′ –que atienden directamente a armadoras– están por agotar el personal disponible y por ello, las ‘Tier 2′ y ‘Tier 3′ en la cadena de suministro buscan personal en lugares como San Pedro Sula.
El hoy presidente de GK División Bienes Raíces promete infraestructura nueva de energía fotovoltaica y cogeneración y jóvenes bilingües hambrientos de un tipo de oportunidades que antes, hacia el sur no iban más allá de Querétaro.
En Centroamérica perciben que el nearshoring en la era de la digitalización convertirá a México en la segunda economía del continente. La mera cercanía derrama, pero la debida preparación de talento puede cambiar la perspectiva de quienes hasta ahora solo tienen como opción sumarse a la caravana y subirse a ‘La Bestia’ para luego intentar cruzar el río Bravo.