Quizás los directivos de empresas no tienen las alertas prendidas, podemos verlo a través de la huelga en los coches. Recuerdan en algo a las petroleras.
¿Tienen pensado algún plan social para las comunidades en las que inviertan? ¿Instalarán escuelas? Pregunté a mis interlocutores.
Eran representantes de empresas grandes, como Shell o Exxon y corrían los días de 2014 en los que México reabrió el negocio energético a la inversión privada. Como respuesta, solían fruncir el ceño. Como a quien le preguntan si está planeando bañarse con agua helada.
No es habitual en la industria, las reglas no lo exigen y no tendrían por qué hacerlo en México. Que se encargue el gobierno, que para eso está. En resumen, así respondían.
Les asistió la razón y a la postre, llegó la realidad. La impopular presencia de petroleras privadas derivó en la suspensión de las rondas gubernamentales, como una de los primeros actos políticos y viscerales del presidente Andrés Manuel López Obrador. ¿Qué ganaron?
Nadie pensó en vincular con la sociedad esas inversiones, más allá de generar plazas laborales. ¿Los dueños de empresas deben seguir viendo todo blanco o negro, sin considerar los matices provenientes de videos en las pantallas de smartphones?
Cocasek y Coca Pola
Otro caso. ¿Valió la pena? ¿Por qué The Coca Cola Company reclamó el uso de la marca Cocasek en Colombia? En términos legales, Coca Cola puede argumentar que le asiste la razón, ante el riesgo de que confundan sus marcas.
Pero el pueblo nasa acumula más tiempo usando la hoja y la palabra “coca”. La empresaria indígena Fabiola Piñacué, fundadora de Coca Nasa, la usó para su marca de té “Cocasek”.
Mediante una carta, The Coca Cola Company exigió hace tiempo a esa pequeña empresa sudamericana que dejara de usar el término. Sin puntos medios, sin matices.
Lejos de ceder, Fabiola Piñacué respondió con su propia misiva a la multinacional, en la que brindó diez días para explicar el “uso no consensuado” de la palabra “Coca” en Coca Cola. No hubo respuesta pública. “Coca Cola nos demandó pero no ganaron nada porque nosotros nos hemos respaldado en el tema cultural”, declaró Piñacué a El Tiempo, en 2020.
El lunes, NPR –radio pública estadounidense– retomó el caso en su podcast The Indicator, aludiendo ahora la existencia de la marca Coca Pola, de la misma empresa indígena. Los colombianos dicen “pola” a la “chela”. La lata naranja dice claramente: Cerveza de Coca y la Suprema Corte colombiana advierte, dice NPR, que “coca” es un término genérico en ese país.
Las huelgas de este año
“La decisión del (sindicato) United Auto Workers (UAW) de iniciar una huelga tendrá consecuencias negativas de gran alcance para nuestra economía, para los trabajadores estadounidenses empleados directamente por los Tres de Detroit, sus proveedores y distribuidores y para miles de pequeñas empresas y familias cuyos medios de vida también estará en riesgo. La huelga del UAW y, de hecho, el ‘verano de huelgas’ es el resultado natural del enfoque de ‘todo el gobierno’ de la administración Biden para promover la sindicalización a toda costa”. ¿Qué gana Suzanne P. Clark, presidenta de la poderosa US Chamber of Commerce, con esa beligerancia?
Así contestó su gremio a la huelga automotriz que pone en riesgo el negocio de empresas automotrices y con ello, el de buena parte de la industria mexicana.
Atención, debe cuidarse la meritocracia y, hasta ahora, el imperfecto capitalismo es el único sistema que la defiende eficientemente. También, debe prevalecer el Estado de derecho.
Pero cuando la sociedad cruje por falta de acuerdos, los abogados parecen estar trabajando mucho y los legisladores, muy poco. ¿De verdad quieren verlos trabajar?
Mientras, bien harían los directores generales en adaptar sus estrategias, en ser resilientes. El mundo está en plena disrupción.
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