Leo a muchos hablando sobre el futuro. Los empleos del futuro… las empresas del futuro… parece que ya llegamos a donde la imaginación decía que sería el futuro. Ya todo está presente. ¿El negocio del espacio, también?
No son grandes (todavía), pero hay empresas mexicanas que apuestan a hacer dinero con el negocio del espacio, uno al que ya llegaron Jeff Bezos, Elon Musk, Sergei Brin...
Esa es la novedad, que existan en México. Thrusters Unlimited y Dereum Labs ofrecen en un caso, un compendio de miles de imágenes satelitales históricas del planeta; en el otro, servicios de adaptación o mejora de compañías tradicionales, con base en tecnología y conocimiento espacial. Piensen que es mejor producir maíz o aguacates viendo desde afuera cómo se comportan el agua y la tierra.
La relevancia de estas empresas radica en la “locura” de sus fundadores. Es común en México pensar que hacer negocios con opciones más allá de la atmósfera terrestre es hablar de ciencia ficción.
Entonces habría que explicar por qué el Índice Kensho Space aumentó 15 por ciento su valor en 12 meses contados hasta ayer.
Se trata de un “combo” de S&P, conformado por acciones de empresas que cotizan en la bolsa y se vinculan con los negocios espaciales, algunos muy claros de comprender, como Hexcel, un productor de refuerzos de fibra de carbono y sistemas de resina para programas espaciales y de defensa. El valor de la compañía se elevó 25 por ciento durante los últimos 12 meses.
Ayer expuse aquí que la vieja industria espacial tuvo un nuevo despegue cuando hace 20 años se involucró Elon Musk, al crear SpaceX y sus cohetes reutilizables, luego de un encuentro desafortunado con rusos a quienes pretendía comprarles cohetes ya hechos.
Esas dos décadas, Jeff Bezos se la ha pasado persiguiendo a Musk en ese camino. Creó Blue Origin que ya ofrece viajes turísticos al espacio a partir de 200 mil dólares. Para quien los tenga listos para ese propósito.
Este mes, Bezos recurrió a un lugarteniente confiable de Amazon, conocido por sacar al mercado productos como Alexa. Es Dave Limp, un feroz guardián de dos prioridades: la velocidad y la resolución de los problemas de los clientes.
“Dave tiene un extraordinario sentido de urgencia, aporta energía a todo y ayuda a los equipos a moverse muy rápido”, dijo Bezos a los empleados el lunes en un correo electrónico al que tuvo acceso Bloomberg. Musk no es precisamente un caracol, así que la carrera por el negocio espacial puede acelerarse más este año.
Esa ambición se suma al proyecto Artemisa que persigue el regreso del ser humano a la Luna y la conquista de Marte.
Parados en el Zócalo, en el Centro de la Ciudad de México, es natural preguntar: ¿Y a mí qué?
Dice Caty Ramírez que esto es terreno virgen y hay para todos, para cualquiera. Ella fundó Spaceports MX, una comunidad que difunde oportunidades espaciales para mexicanos.
Quienes sepan de gastronomía pueden involucrarse en la experimentación de dietas necesarias para los primeros habitantes de la Luna, por ejemplo.
Nuevas comunidades de sabelotodos de tecnología requieren servicios básicos especializados de electricidad, cableado y plomería para adaptar su casa a su trabajo.
Obviamente, mientras más habilidades estén los postores interesados, más puertas encontrarán abiertas. Hay oportunidades en minería, telecomunicaciones, logística, infraestructura, transporte, tecnologías de la información.
¿Todo es éxito en el negocio espacial? No. Esta segunda vuelta de la fiebre espacial parece encontrarse en una efervescencia que recuerda a la burbuja de las “puntocom” que terminó explotando, pero poco después el Internet cambió el mundo.
Los protagonistas principales apuntan a un desafío inicial: conseguir modelos rentables. El mismo Elon Musk ha dicho públicamente que Starlink, la constelación de satélites que montó con SpaceX, aún no entrega ganancias.
Luego hay retos físicos como limitaciones de propulsión, protección contra la radioactividad y otros obstáculos que podrían derrumbar pronto. ¿Pero no está ahí la emoción? ¿En resolver los problemas?.