Parteaguas

¿Mamá, los ‘tupper’ van a desaparecer?

Tupperware vende menos y eso sucede antes de que desaparezca WeWork, ‘catedral’ de la era de las oficinistas, que tuvo su pico en 2019, antes de que apareciera un virus que atacó a todos.

El primer aviso fue ese sutil desvanecimiento del fenómeno ‘godín’ provocado por la pandemia. Todo el mundo se recluyó. ¿Qué sentido tuvo entonces comprar un ‘tupper’ para guardar el mole o el atún con mayonesa, si cada quien cocina y come en su casa?

Esa popular empresa Tupperware Brands Corporation, fabricante de utensilios y contenedores domésticos fue tan exitosa que llegó a valer 4 mil 358 millones de dólares en 2013. Este mes vale solamente 184 millones de dólares, de acuerdo con datos recopilados por Bloomberg. ¿Está en peligro de extinción, con todo y sus ‘tupper’?

Ojo, que más allá del cariño que tengan ustedes por los productos de esa compañía, la circunstancia revela un fenómeno que les está afectando y quizá no está a la vista de fundadores, dueños o directores de empresas.

La época de millennials que quizá querían escalar posiciones, parece desdibujarse de su modelo original ahora que ellos llegan a sus cuarenta y compiten con centennials nacidos este siglo, cuyas motivaciones todavía hay que comprender.

Tupperware vende menos y eso sucede antes de que desaparezca WeWork, ‘catedral’ representativa de la era de oficinistas, que tal vez tuvo su pico en 2019, antes de que apareciera un virus que atacó a todos. (Vean la serie We Crashed, para mayor contexto).

Hoy los que regresan a su escritorio, en cierta medida lo hacen obligados por sus jefes.

Algunos líderes aún aprietan el látigo del ‘micromanagement’, y no ceden ante la tendencia de administrar basándose en resultados, ahora referidos como KPIs o Key Performance Indicators.

Esos “líderes látigo” podrían ser uno de los frentes de resistencia para Tupperware.

Pero la corriente contra ellos es fuerte. Den una vuelta por Paseo de la Reforma en la Ciudad de México a ver cuántos edificios encuentran todavía llenos.

Una de cada cinco oficinas sigue sin rentarse, de acuerdo con especialistas.

Aquellas que sí están alquiladas posiblemente no están ocupadas realmente, sino que fueron colocadas en la modalidad de coworking para necesidades que incluyen la de individuos que requieren un domicilio fiscal para reportarle al SAT.

En Estados Unidos pasa lo mismo. ¿Vieron que incluso el icónico Flatiron Building de Nueva York será dividido en ‘depas’?

En ese mar difícil para las oficinas navega WeWork. Anoten lo que divulgó ayer The Wall Street Journal: la empresa de coworking está a punto de acogerse al Capítulo 11 de la ley de bancarrotas en Nueva Jersey.

WeWork advirtió en agosto durante la entrega de sus cuentas semestrales que “existen dudas sustanciales sobre la capacidad de la compañía para continuar como una empresa funcional”.

Al inicio de este mes, WeWork no realizó pagos de intereses a sus tenedores de bonos y se le concedieron 30 días para realizar esos pagos, según un documento de valores. El 30 de octubre, WeWork dijo que había iniciado conversaciones con “ciertas partes interesadas en su estructura de capital”, como SoftBank y Goldman Sachs, sobre la mejora de su balance mientras tomaba medidas “para racionalizar su huella inmobiliaria”.

Las acciones de la compañía valían individualmente más de 500 dólares hace tres años; ayer cotizaban en 2.28 dólares. La empresa entera cuesta alrededor de 165 millones. Va una referencia: todo WeWork mundialmente vale lo mismo que el costo que tuvo la reapertura de El Palacio de Hierro de Satélite, en Naucalpan.

El mundo dio un vuelco. ¿Están al tanto los equipos de recursos humanos?

Me avisan que siguen rechazando o despidiendo talento por el simple hecho de no corresponder con modelos de selección posiblemente anacrónicos.

Además de presencia, exigen experiencia, cuando lo que urge es actualizar empresas con creatividad.

En los últimos tres años, los empleadores globales endurecieron los criterios para los roles tecnológicos de nivel básico; 61 por ciento agregó títulos educativos y lamentablemente, el 94 por ciento ahora busca experiencia previa, de acuerdo con Generation.

Quienes solo aceptan gente ‘senior’ quizás sean demasiado ‘junior’ para la velocidad de un nuevo mundo que parece querer escapar del ‘tupper’..

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