Parteaguas

¿Qué hacemos con tanto licenciado en Comunicación?

Este año, en México se graduaron otros 10 mil comunicólogos, de acuerdo con las estadísticas oficiales del Observatorio Laboral. Será difícil acomodarlos.

En esa actividad trabajan 154 mil individuos en México. De todos ellos, solamente 3 mil realmente influyen: encabezan la estrategia de comunicación de una empresa o institución, incluso algunos plasman su nombre públicamente en un medio masivo.

Pero este año, en México se graduaron otros 10 mil comunicólogos más, de acuerdo con las estadísticas oficiales del Observatorio Laboral. Será difícil acomodarlos.

Las carreras profesionales de Comunicación y Periodismo tal vez emiten un espejismo de fama automática que atrae masas de entusiastas.

La realidad es dura y no gustará a quienes ostentan uno de sus títulos: no hay plazas suficientes para quienes se gradúan con habilidades tradicionales. Pero, ojo: eso no significa que todos los caminos están cerrados.

Curiosamente, pocas veces quien sabe comunicarse bien ha tenido tanta influencia. Dos ejemplos: Uno es expresidente de Estados Unidos, otro encabeza el Poder Ejecutivo en México. Ninguno se tituló en ciencias de la comunicación.

Hoy la barrera entre cualquier individuo y el público masivo está en un artefacto del tamaño de un jabón. Las redes sociales y los smartphones derrumbaron obstáculos.

Las empresas lo recuerdan con frecuencia. Hace unos días, Aeroméxico enfrentó una crisis reputacional cuando uno de sus sobrecargos fue grabado mientras él a su vez aparentemente intentaba captar en video la ropa interior de una mujer.

Hoy todas las compañías son digitales. Tienen un website o una cuenta de TikTok… Por ende, hoy todas ellas controlan también medios de comunicación.

Aeroméxico tiene 454 mil seguidores en Instagram y 2.3 millones en Facebook. ¿Qué comunica por ahí? ¿Quién decide? ¿Comunicólogas, comunicólogos?

La tarea de comunicación evolucionó en el momento en el que dejamos de tocar el control remoto y empezamos a dar clics. De eso ya pasó mucho tiempo.

No obstante, hemos sido testigo de la era de las ‘edtech’, ‘insuretech’ y las más conocidas ‘fintech’, rachas de efervescencia de inversiones en startups de educación, seguros y finanzas. ¿Llegará el momento de las ‘commtech’?

Es posible que esté en marcha y se haya saltado la fase de startups. Anoten el caso de Nvidia, la fabricante de procesadores GPUs para consolas de video e inteligencia artificial que factura unos 70 millones de dólares diarios y que comanda Jen Hsun Huang.

Se asoció desde mayo con la creadora de contenidos WPP. Juntas crearon Nvidia Omniverse, una plataforma que por una tarifa de 9 mil dólares anuales permite a empresas generar contenidos parecidos a los hechos por la gente de Pixar.

También está el extraño caso de la exclusiva firma de inversión KKR, de Henry Kravis, que administra unos 500 mil millones de dólares en activos y que en abril compró FGS Global, uno de los actores más influyentes en la industria de las relaciones públicas y la comunicación financieras.

Hay un mensaje: para trascender, los comunicólogos deberán aspirar a ser más que un talking head, para los que ya no hay lugar; o un influencer más entre tantos que hacen su trabajo gratuitamente o a cambio de comida.

Va un atajo para graduados: aprendan de marketing y compra programática de publicidad en internet. Incorporen capacidades analíticas y tecnológicas, esfuércense por entender la labor de ‘creativos’ y de ingenieros que programan, digamos, en Python o Java. Definitivamente involúcrense con herramientas de inteligencia artificial.

Es la combinación de esas armas la que permitió crecer a LLYC, una compañía global de comunicación y relaciones públicas, encabezada por Alejandro Romero, que recientemente se hizo pública cuando consiguió financiamiento en mercados internacionales. Hace tres años facturaba 22 millones de euros de ingresos y la compra de otras empresas sumada a su crecimiento orgánico perfila su meta en 80 millones dentro de otros tres años. Esto es previo a la conquista del mercado estadounidense con el que pretende cerrar la pinza que inició en Europa, pasando por Latinoamérica.

Las empresas, todas, son medios de comunicación que deberían buscar comunicólogos para recargar en ellos esas tareas. Siempre y cuando, claro, estos redacten claramente y sepan más que expresarse bien ante una cámara.

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