Lo que pasa en Liverpool debería ser lo lógico en cualquier empresa mexicana, que cada vez paguen más. Pero seamos realistas: México es un país de sueldos estancados. ¿O más bien lo fue?
“Seguimos enfrentando presiones salariales”, advirtió a sus inversionistas el director de finanzas de Liverpool, Enrique Guijosa, el 24 de octubre.
Ojo, hablamos de la cadena de tiendas más popular de México, por lo que su opinión bien puede reflejar lo que ocurre en todo el comercio.
Es muy fácil comprenderlo, quizá los empleados no ‘piden’ un sueldo más alto. Simplemente se van a donde les pagan más. Por eso, Liverpool debe elevar salarios.
Esto requiere un contexto más amplio. La frase completa de Guijosa en una conferencia ante representantes financieros fue la siguiente, perdonen ustedes los tecnicismos:
“Los gastos operativos con nuestras provisiones para insolvencias y depreciaciones crecieron un 13.5 por ciento interanual. Los principales factores detrás de este aumento fueron una vez más los gastos de nómina, ya que seguimos enfrentando presiones salariales”, dijo el hombre que lleva las cuentas en esas tiendas que son parte de su vida.
No son los únicos que encaran más costos por salarios, la cadena de supermercados Chedraui enfrenta una situación similar. Su director general fue cuestionado por analistas al respecto, él insiste en que la situación es manejable:
“En general en México, diría que nuestra expansión de los costos laborales se ha elevado por debajo de nuestras ventas en mismas tiendas”. Como expuse en columnas previas, para su fortuna, la facturación de Chedraui está en pleno ascenso, lo que quita presión al pagar la nómina.
Ambas compañías reflejan algo que ocurre en todo el país, en todos los sectores.
En 2020, México era un país de salarios de 12 mil pesos mensuales en los negocios formales que sí pagan el IMSS. Este año cerrará como uno de 16 mil pesos mensuales como sueldo promedio, de acuerdo con estadísticas del instituto.
En uno de esos casos curiosos de la historia económica nacional, medido en dólares el salario de los empleados formales incluso subió más con el fortalecimiento que ha tenido el peso. Brincó de aproximadamente 520, a casi 900 dólares mensuales de 2020 a la fecha.
La Reserva Federal del Banco de Dallas incluyó el mes pasado un dato anecdótico en el tradicional Beige Book que reporta la historia mensual de la economía estadounidense. Hizo referencia al comportamiento del consumo fronterizo:
“Los contactos a lo largo de la frontera señalaron que la fortaleza del peso está atrayendo a los compradores mexicanos a las tiendas estadounidenses”.
Para fines de lo que pasa en el Zócalo, lo que pasó en los primeros tres años de esta década se trató de un aumento salarial en pesos de 33 por ciento, en un periodo en el que los precios subieron 20 por ciento. Para economistas: los trabajadores ganaron en 13 puntos porcentuales al registro de inflación que lleva el INEGI.
Este aumento es paralelo al del salario mínimo empujado por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que al empezar su gestión se ubicaba en el ridículo equivalente a 2 mil 650 pesos mensuales u 88 pesos diarios. En 2023 se ubica en 207 pesos o 6 mil 210, al mes.
La propuesta de las autoridades es elevarlo otro 15 por ciento en 2024. De concretarse, ese aumento lo llevará por arriba de 7 mil pesos mensuales.
¿Han afectado a las empresas los aumentos salariales? Al menos a Chedraui y a Liverpool, no, y eso puede servir como ejemplo del resto. El margen de sus ganancias netas subió en ambos casos.
Incluso, hay señales que muestran que elevaron su productividad. Vaya, mejoraron como empresa para adaptarse a la economía digital a fin de mejorar sus ganancias: “hemos aumentado nuestra plantilla tanto en el departamento digital como en el de tecnología”, dijo también Guijosa, de Liverpool.
Vayan a Linkedin para que vean los puestos que ofrece la compañía: ‘data scientist’, ‘desarrollador full stack’, ‘data engineer SQL’... ellos no cobran barato.
El promedio de los salarios de Liverpool bien puede subir todavía más.