Finalmente los sueldos suben. Aumentaron de menos de 12 mil pesos mensuales al inicio de este sexenio, a más de 16 mil que promediarán hacia final de 2024 los trabajadores que sí cotizan ante el IMSS.
Eso es bueno, pero para que los aumentos continúen es necesario perder la ingenuidad y algunos decretos presidenciales para apoyar los autos eléctricos y la producción de electrónicos sofisticados, brindan señales positivas.
Fueron notorios los golpes en la mesa que dio el gobierno para sacudir el salario mínimo y cambiar el resto de aquellos que pagan menos. Pero la fuerza de esos impactos no es sostenible.
Ya algunas empresas revelan tímidamente el impacto de esos aumentos en sus costos por el alza en salarios. No gritan aún porque la economía va bien y está creciendo.
Pero la historia nos ha mostrado que tanto las subidas como las bajadas son temporales.
Por eso, la tendencia de largo plazo es lo que cuenta. Revisen en qué año se quedaron ustedes, porque hoy las automotrices a las que ponen veladoras varios gobernadores mexicanos para generar empleos casi gratuitos vía nearshoring ya no son lo que fueron.
En este 2023, Ford, GM y la fabricante de Dodge, Stellantis, valen unos 150 mil millones de dólares… juntas. Se dividen casi a tercios esa cantidad. Es mucho dinero para un mortal, pero no para la economía global que se volcó hacia la disrupción económica.
Hoy es más factible que una empresa tecnológica se vuelva automotriz, a que una automotriz se vuelva tecnológica, y Google es un ejemplo de ello, en solitario, esa empresa de California vale 1.6 billones de dólares (trillions). Vaya, más de 10 veces lo que costaría comprar a las otroras poderosas empresas de Detroit completas.
Con Waymo, esta empresa ya ofrece viajes en coches sin piloto. Imagínense ustedes enfocarse en sus amigos o en el trabajo mientras un robot con ruedas les ayuda con el tráfico de la hora pico.
“Las armadoras están a la defensiva”, dijo la semana pasada Aswath Damodaran, el influyente profesor de la Stern School of Business at New York University. “Ni en los deportes, nada bueno puede esperarse cuando estás a la defensiva”, dijo durante el podcast del Prof. G, Scott Galloway.
Si no les gusta esa visión, revisen la propuesta de la plática de Joachim Nagel para la hueste del mexicano Agustín Carstens, en el BIS: “¿Ha llegado el momento de una actualización de la prosperidad? Productividad, competencia y dinero estable en la era digital”.
¿Y quién es ese señor? Joachim Nagel es el presidente del banco central alemán (President of the Deutsche Bundesbank), y parte del Banco Central Europeo.
“Cuando Ludwig Erhard publicó su libro Prosperidad para todos (a mitad del siglo pasado), las cosas no eran tan sencillas: para comprar un boleto de tren (o de autobús), generalmente había que ir a la terminal y hacer cola.
“Para orientarse por la ciudad, necesitaba un mapa y desplegarlo para buscar una ruta. Empezabas preguntando: ¿dónde estoy y adónde tengo que ir? Y si quería saber del clima, consultaba el periódico o escuchaba el informe meteorológico en la radio. Hoy en día, basta con deslizar el dedo o un comando de voz para obtener dicha información. Eso es gracias a la digitalización”.
Esa facilidad se ha trasladado al trabajo y a las oportunidades de crecer profesionalmente.
Piensen en el montón de cursos que son ofrecidos en línea, algunos gratuitos. Google presume este año becas para 95 mil personas, para obtener Certificados de Carrera.
Esto es para quien tolera las matemáticas. Es posible estudiar ciencia de datos o administración de la nube. La empresa presume que sus productos generaron en México beneficios económicos por más de 266 mil millones de pesos el año pasado.
Sus accionistas no son ángeles y luchan duro por la industria de la publicidad, afectando a los medios de comunicación que también, juegan a la defensiva.
Para cambiar el sentido es urgente tomar la sartén por el mango y para eso es que cada quien prepare a su equipo con habilidades digitales. Lo demás es caer en la ingenuidad.