Párense. Si duran menos de 10 segundos en equilibrio sobre un pie, están a punto de derretirse.
Si andan en sus cuarenta años de edad, su meta debe estar alrededor de los 45 segundos, de acuerdo con especialistas de la Universidad de Virginia, citados esta semana por The Washington Post.
Probablemente cada vez menos gente en México alcance ese récord. Sucede que en este país estamos haciendo menos ejercicio. Sí, menos. Eso puede tener repercusiones más allá de la cintura. Más, en un país en el que la gente suele morir por males cardiacos, diabetes, o cáncer, principalmente.
Curiosamente, el problema parece concentrarse en quienes no quieren o no pueden pagar un gimnasio.
El Inegi publicó ayer un reporte que revela lo que la gente dijo el año pasado respecto de la cantidad de actividad física que practica. Las respuestas resultan decepcionantes.
“En 2023, 39.8 por ciento de la población de 18 años y más en áreas urbanas fue activa físicamente. Es decir, que en su tiempo libre realizó ejercicio físico o practicó algún deporte”, comunicó la institución. El año pasado, el estudio llamado MOPRADEF todavía contaba un 42.1 por ciento de la gente en ese grupo.
“En 10 años de seguimiento a este indicador se identificó que el porcentaje de población activa físicamente ha disminuido. En 2023, el porcentaje fue 5.6 puntos porcentuales menor con relación al dato de 2014 (45.4 por ciento)”.
Para el registro: el Inegi considera más de cinco horas a la semana como un tiempo de ejercicio suficiente.
¿Por qué no se mueven?
La gente que no hace ejercicio argumenta principalmente la falta de tiempo y el cansancio por el trabajo.
No pueden desdeñar esa circunstancia en un país cuyas zonas urbanas sufren de la carencia de transporte público y vialidades eficientes. Pregunten a quienes viajan de Tecámac para trabajar en Polanco… o de García para cobrar en San Pedro.
La situación más grave afecta a los millennials. Se desplomó en un año el volumen de personas de 35 a 44 años de edad que hacen ejercicio.
Todavía en 2022, 47 de cada 100 hombres de ese grupo declararon ser activos; para 2022 el número cayó a 34 de cada 100. En las mujeres, el número ya reducido de 31.4 por ciento del estudio pasado, bajó a 30.9 por ciento en 2023. En general, en todas las edades, las mexicanas hacen menos ejercicio que sus compatriotas varones.
El dramático cambio en esa parte de los habitantes de México que suelen estar en su edad más productiva coincidió temporalmente con el final de la pandemia que exigió a muchas y a muchos dejar el trabajo remoto y regresar a las oficinas.
Atención, gerentes de recursos humanos, es difícil que una menor actividad física ayude a mejorar la perspectiva de comercios y la industria nacional en el largo plazo.
Conviene solucionar el problema. Tomen a la Ford como ejemplo. Cuando esta empresa construyó sus vanguardistas instalaciones de la Avenida Henry Ford, en Cuautitlán, en medio de nada, instalaron un gimnasio, vestidores y canchas adyacentes al edificio principal.
¿Es posible mejorar?
Depende de quién. Las mismas estadísticas del Inegi revelan que el problema se centra en quien procura ejercitarse en parques públicos o lugares gratuitos. Un 27.3 por ciento de la población optó el año pasado por instalaciones privadas para realizar actividades físicas y estos sitios superaron los niveles de asistencia previos a la pandemia.
Los gimnasios de empresas como Sports World parecen tener una perspectiva razonablemente buena ahora que los confinamientos quedaron en el pasado lejano.
Los ingresos de esta empresa aún no alcanzan los que tuvo en 2019, pero sus reportes a la Bolsa reflejaban en 2023 un aumento del 38 por ciento en sus ingresos respecto al año previo, de acuerdo con cifras recopiladas por Bloomberg.
Vaya, es posible deducir con datos que cargar una cartera más gorda ayuda a desarrollar músculos en la era post pandémica.